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88 ¡ÚNETE! JOIN US! JORDI COLOMER
una simpatía por los situacionistas y sus advertencias. A mí me parece que para evitar reducir algo a lo espectacular, es necesario nombrar los elementos que lo hacen posible, y ser consciente desde el principio. Y también al final: cómo se muestran las cosas y qué relaciones establecen. Hay que ser muy consciente de los medios utilizados para contar lo que queremos contar.
FC: He visto el proyecto para la instalación para la Bienal de Venecia y me ha dado muchas cosas en qué pensar. La historia de esta ciudad móvil, de una nueva Babilonia itinerante, una tribu nómada que se mueve por diferentes lugares del mundo, ocupará el Pabellón español trasformado en un extraño espacio teatral laberíntico construido con gradas y pantallas. Son objetos que me recuerdan este teatro que se encuentra en la azotea de la Unité d’Habitation de Le Corbusier en Marsella, un objeto que tiene en sí las dos cosas: gradas de teatro, como una escalera, y una pantalla, aunque los que se sientan solo pueden ver el filme o la escena teatral de espaldas, girando la cabeza o permaneciendo de pie. ¿Es una referencia voluntaria?
JC: La Unité d’Habitation me interesa mucho, por todas las cuestiones que suscita como modelo de vivienda social y sus derivaciones en el famoso bloque de extrarradio, pero sobre todo porque también se inspira en el Falansterio de Charles Fourier —que siempre me ha fascinado— y la idea de la creación de una comunidad, con sus límites, fallas y contradicciones. Esa idea de la azotea como lugar de reunión es —como decíamos antes— algo que existía en la cultura mediterránea, un lugar de conversaciones, de encuentros y de fiestas. En Barcelona se sigue celebrando la noche de San Juan, el solsticio de verano, sobre las azoteas, pero es ahora la fiesta que señala la excepción, como el carnaval, el único día donde se permite el acceso que el resto del año está prohibido. Actualmente asistimos a la paradoja de que en todas las ciudades del mundo existen miles de metros cuadrados de azoteas, sobre todo en los extrarradios, que son resultado de la aplicación formal de uno de los principios de la arquitectura moderna, la cubierta plana, pero por el camino se ha olvidado su uso primordial, se han cerrado y son inaccesibles. Es urgente repensar los espacios de la ciudad contemporánea, saltar muros, reconquistarlos e imaginar cómo utilizarlos de otra manera...
El objeto de la «Unité» del que hablas, un escenario con un muro, un objeto a ser activado por sus habitantes, es de algún modo citado, pero no pienso que se le pueda ver de forma aislada: creo que lo más relevante es ese sistema de gradas enfrentadas, cara a cara, y las relaciones que potencian, y para eso sí había buscado referencias en proyectos de teatro utópico, la mayoría nunca realizadas, como por ejemplo el «teatro d’incontro ideológico» de Archizoom.
FC: Sí, este proyecto de Archizoom es fantástico, no había captado la referencia. Me pregunto también si había una voluntad de transformar con este dispositivo a los espectadores en actores de este nuevo espacio. Me explico: si me siento a ver una pantalla debajo de la cual están sentadas otras personas que miran una pantalla encima de mi cabeza, de repente formamos todos parte de una escena. Estamos mirando encima de nuestras cabezas pero será imposible no mirarse también uno a otro, recíprocamente, no poner en una misma imagen al vídeo y a las otras personas: funciona como un espejo. ¿Que pasó en esta cávea teatral fragmentada, que ha explosionado? ¿Es una tentativa de integrar en tu obra la vida real? ¿Podemos habitar un decorado?





























































































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