Page 85 - Únete. Join us (Bienal de Venecia, 57 edición)
P. 85

SALTAR MUROS UNA CONVERSACIÓN ENTRE FRANCESCO CARERI Y JORDI COLOMER 85
FC: Sí, lo conozco. La primera vez que la vi me pareció algo demasiado irónico y espectacular, pero permaneció en mi memoria y, al final, se me presentó en toda su tragedia. Un verdadero monumento al salto del muro. Sería importante una antología de obras sobre este tema del trespassing. Y al respecto, también deberíamos hablar de tu vídeo Medina Parkour (2014), donde se camina por los tejados de la ciudad de Tetuán en Marruecos.
JC: Cuando llegué a Tetuán me pareció evidente que había dos mundos paralelos: un mundo a nivel de calle, donde la intimidad y la privacidad doméstica tienen sus propias reglas, y otro en lo alto, en las azoteas, con leyes distintas. En lo alto de la ciudad los niños y los gatos juegan a saltar los muros que abajo separan con tanto celo una casa de la otra. Allá arriba, las personas se reúnen a hablar, fumar y comer, se pueden cruzar miradas, observar y mandar saludos a personas que están relativamente lejos, compartiendo ese mismo momento. Existe una actividad medio invisible, pero todo el mundo sabe que las azoteas están muy vivas. Realicé un taller en la Escuela de Arquitectura en que cada uno de los estudiantes nos mostraba el barrio donde vivía, encadenando caminatas muy animadas a través de toda la ciudad —hablar y caminar son dos actividades fantásticas y muy baratas—. Terminamos reuniéndonos en las azoteas y allí se producían siempre discusiones muy interesantes. Al cabo de tres meses de estar viviendo allí aún era un extranjero, pero ya conocía a mis vecinos, por lo que me sentí con valor para saltar un primer muro desde mi azotea, para comprobar hasta dónde podía llegar, emulando a los niños y jóvenes que practican una especie de parkour, como en algunas ciudades europeas, pero en un estilo menos gimnástico, más libre. El caso es que mientras saltaba vi a mi vecino encima de la azotea más alta de nuestra casa, lo cual era una evidencia de que era un visitante habitual. Vino a buscarme y me enseñó su técnica y sus rutas preferidas, así que en el vídeo se muestra cómo intento emularle, saltando muros de casa en casa...
FC: Cuando vi tu vídeo, pensé de inmediato en nuestra experiencia con Stalker en Túnez, donde fuimos caminando sobre los tejados del zoco y vimos gente en el mercado por los agujeros de las bóvedas. De repente, ya no pudimos seguir, hasta que una señora salió de su casa y nos trajo una escalera. Esto no es una utopía: hay ciudades que están listas para ser totalmente transitables por sus techos. En climas cálidos, los tejados sirven para dormir, para conseguir un poco de aire fresco por la noche. En ellos también hay cocinas, jardines... Y en las ciudades donde esto no es posible, se deberían construir puentes. Puentes entre una cubierta y la otra. En muchas películas neorrealistas rodadas en Roma hay a menudo escenas que tienen lugar en los techos, entre la ropa colgada, entre las torres de agua. Eran lugares donde se reunían las diferentes familias del condominio, donde se ataban los lazos sociales, donde se organizaban escuelas de ladrones. Hoy en día, si ves Roma desde la cima es difícil ver a alguien en los techos: están completamente deshabitados.
JC: Vuestra famosa vuelta a Roma con los Stalker (il giro di Roma) de 1995, siempre me hizo pensar en la maravillosa película de Pasolini, Uccellacci e Uccellini, con Totò y Ninetto Davoli recorriendo la periferia de Roma.
FC: Pasolini es una referencia fundamental y no es casualidad que un mes después de nuestra primera vuelta decidiésemos hacerle un homenaje con nuestra primera





























































































   83   84   85   86   87