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‘LITTLE MAGAzINES’ BEATRIz COLOMINA
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moderación para fundirse con los ritmos sincopados de las nuevas revistas en una especie de éxtasis futurista: Wham! Zoom! Zing! Rave! (¡Zas! ¡Zumba! ¡Chispazo! ¡Reventón!) —y no es «¡En sus marcas, listos, ya!», aunque a veces lo parezca—. Los efectos de sonido los genera la erupción underground de las revistas de protesta arquitectónica. A la arquitectura, serenísima reina madre de las artes, ya no la cortejan solamente las publicaciones de prestigio en papel cuché y las revistas científicas más chulas; también le levantan las faldas y le desatan el corpiño unos irregulares recién llegados que se muestran —típicamente— retóricos, moralistas-a-la-moda, pobres en ortografía, improvisadores, antisuaves, de formato raro, grupusculares y de orientación artística, pero con un colocón de imágenes de ciencia ficción de una arquitectura alternativa que sería perfectamente factible el día de mañana con tal de que el universo (y sobre todo la ley de la gravedad) funcionara de otra manera4.
Si las pequeñas revistas independientes impulsaron a las vanguardias históricas de los años veinte, las décadas de 1960 y 1970 asistieron a su renacimiento y transformación. Las publicaciones experimentales de nuevo cuño dieron fuerza motriz a esta etapa, generando trabajos de asombrosa variedad e intensidad. En años recientes se ha despertado un enorme interés por la arquitectura experimental de este periodo —Archigram, The Metabolists, Antfarm, Superstudio, Archizoom, Haus Ruker Co, etc.— a la que Germano Celant llamó Arquitectura Radical en 19725. Pero las pequeñas publicaciones, que fueron en realidad las verdaderas impulsoras de esta revolución, han recibido en general muy poca atención.
El término little magazine se usó originalmente en inglés para denominar a las pequeñas publicaciones literarias de vanguardia —al estilo de la Little Review de Margaret Anderson— que desarrollaban enfoques progresistas del arte, la teoría y la cultura en las décadas de 1910 y 1920. Se distinguían de las publicaciones más asentadas por su funcionamiento no comercial y su reducida tirada. No obstante, aspiraban a influir en las publicaciones dominantes, pretendiendo ser «las revistas que leen los que escriben las otras», tal como lo expresó Margaret Anderson. El término fue transplantado al campo de la arquitectura en la década de 1970 gracias a un lúcido artículo de Denise Scott Brown, que lo empleó para describir revistas como Archigram y Clip Kit.
4 Reyner Banham, «Zoom Wave Hits Architecture», en Arts in Society, vol. 7, núm. 179, p. 21, 3 de marzo de 1966.
5 Germano Celant, «Radical Architecture», en Italy: The New Domestic Landscape. Achievements and problems
of Italian design, Nueva York: catálogo de exposición del Museo de Arte Moderno (MoMA), 1972, pp. 380-387.



























































































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