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‘LITTLE MAGAzINES’ BEATRIz COLOMINA 65
Moderne Bauformen y en Innendekoration en 19102, entre estos (más bien modestos) artículos y el del propio Mies presentando el Rascacielos de Cristal en Frühlicht en 19223, no se publicó nada más acerca de su trabajo.
¿Podemos atribuir este silencio, estos doce años de silencio, a la ceguera de los críticos arquitectónicos de la época, como parecen sugerir algunos historiadores? La actitud de Mies es mucho más clara. Hacia la mitad de la década de 1920 destruyó todos los bocetos de su trabajo anterior, lo cual le permitió reconstruir una imagen muy definida de sí mismo, purgada de cualquier incoherencia (nótese el paralelismo con Loos, que destruyó toda la documentación de sus proyectos cuando marchó de Viena a París en 1922, y con Le Corbusier, que excluyó toda su primera etapa de casas en La Chaux-de-Fonds a la hora de publicar su Oeuvre complète). Todavía en 1947, cuando Philip Johnson estaba preparando una monografía que iba a servir de catálogo de la primera exposición retrospectiva de Mies en el MoMA de Nueva York —un libro que iba a ser el primero dedicado a él—, Mies no permitió que en la obra figuraran sus primeros trabajos. «Son enunciados insuficientes», se cree que dijo, refiriéndose a esas casas que Johnson quería incluir. Mies excluyó así todos sus primeros trabajos de estilo más tradicional anteriores a 1924, salvo el proyecto irrealizado de la Casa Kröller-Müller de 1912- 1913, del que (sintomáticamente) solo quedaba una fotografía del modelo de tela y cartón a escala 1:1 que se construyó in situ para intentar persuadir al cliente.
El trabajo de Mies es un caso paradigmático de un fenómeno más amplio. Contra lo que se cree, la arquitectura moderna no devino «moderna» por recurrir al cristal, al acero o al hormigón armado, sino por su interacción con los medios de comunicación: publicaciones, competiciones, exposiciones. Los materiales de comunicación se utilizaban para reconstruir la casa. En el caso de Mies esto era así literalmente. Lo que venía siendo una serie de proyectos domésticos de cariz más bien conservador para clientes reales se convirtió —dentro del contexto de la Exposición de Arte de Berlín, de G, de Frühlicht y otras publicaciones similares— en una serie de manifiestos de la arquitectura moderna.
Y más aún: en el caso de Mies se puede apreciar —mejor quizá que con cualquier otro arquitecto de la modernidad— una verdadera esquizofrenia entre sus proyectos «publicados» y los concebidos
2 Anton Jaumann, «Architect L. Mies, Villa des Prof. Dr. Riehl in Neubabelsberg», en Moderne Bauformen, núm. 9, 1910, pp. 42-48, y «Vom Kunstlerischen Nachwuchs Haus Riehl», en Innendekoration, núm. 21, julio
de 1910, pp. 266-273.
3 Mies van der Rohe, «Hochhäuser», en Frühlicht 1, 4, 1922, pp. 122-124.



























































































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