Page 83 - El rostro de las letras
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      66 EL IMPERIO DE LA FOTOGRAFÍA proceso de producción capitalista, en una sociedad que vivía ya en
el umbral de la revolución industrial.
Debido al espectacular desarrollo de la fotografía producido en
los días que precedieron a la Revolución de 1868, la oferta de los fotógrafos se amplió a la totalidad de los géneros, desde los retra- tos de personajes ilustres, reproducciones de obras de arte, vistas de ciudades y monumentos, hasta los reportajes de guerra. Con la introducción de los métodos de estampación fotomecánica inicia- dos por Alphonse Poitevin, la fotografía comenzó a convertirse en una verdadera mercancía, lo cual permitió una inversión de capital similar a la que se produjo en otras industrias. Según Mayer et Pierson, en 1860 existían en París más de doscientos estudios foto- gráficos en los que trabajaba un personal muy numeroso y sensible- mente mejor retribuido que el de las manufacturas, mientras que algunos de los doscientos estudios londinenses vendían no menos de quinientos retratos diarios y ocupaban hasta cien operarios. En 1862 se realizaron en Inglaterra más de cinco millones de fotogra- fías, la mayoría en el nuevo formato carte-de-visite. Un año des- pués, la casa Anthony and Co. producía diariamente 3.600 retratos de celebridades y en 1852, cuando el negativo de papel comenzaba a competir decididamente con el daguerrotipo, se habían vendido en Francia unas cincuenta toneladas de placas de cristal. En 1860, John E. Mayall vendió más de cien mil copias del retrato de la reina Victoria, en formato tarjeta de visita, y se cuentan por decenas de miles las de Napoleón III vendidas por Disdéri en la misma época. En España, los servicios carlistas de propaganda repartieron en 1869 unas setenta mil del pretendiente don Carlos, y los retra-
tos de Isabel II realizados por Laurent y Martínez Hebert fueron generosamente distribuidos por los agentes de la Monarquía. El fotógrafo se convertía así, como lúcidamente había intuido Lacan, en un verdadero intermediario entre el presente y la posteridad. Con su trabajo, no sólo se agradaba al corazón, sino que se llenaba de satisfacción la memoria y se iba construyendo una monumental fuente iconográfica para el futuro.
La actividad fotográfica se intensificó de tal modo, que en 1868 Mayer et Pierson afirmaban que “en la actualidad, la fotografía ha llegado a convertirse en una gran industria”. Según G. Freund, en 1891 existían en Francia más de mil estudios, la industria fotográ-
 Jean LAURENT. Retrato-Mosaico de la familia real española. 1865 (Archivo Monasor)




























































































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