Page 384 - El rostro de las letras
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ENTRE DOS DICTADURAS
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amplios espacios a la fotografía, con Massana, Adolfo Zerkowitz y Ramón Batlles como principales colaboradores.
La fiebre política marcó decisivamente la vida de los españoles, escri- tores y fotógrafos, cuyo trabajo se vio fuertemente condicionado por la realidad política y social de aquellos años convulsos. En vísperas de la República, una nueva y brillante generación de escritores vino
a sumarse a la del noventayocho y la del catorce, cuyos miembros mantenían una envidiable madurez, por más que alguno como Pérez de Ayala pareciesen haber olvidado ya su talento narrativo. Este nue- vo grupo, integrado por algunos de los más prometedores epígonos del catorce y por los emergentes escritores del veintisiete –Max Aub, Ramón Sender, Benjamín Jarnés, Díaz Fernández, César Arconada, Carranque de los Ríos, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Luis Cernu-
da, Federico García Lorca ...–, eran deudores de las generaciones anteriores, de la labor del Centro de Estudios Históricos, la revitali- zación de la Universidad, la labor investigadora de figuras como Luis Araquistáin, Menéndez Pidal, Américo Castro, Salvador de Madaria- ga, y de la labor divulgativa de las nuevas editoriales, como Historia Nueva, Oriente, Zeus, Cénit, Espasa Calpe, animadas por César Fal- cón, Justino de Azcárate, Joaquín Arderius y el brillante periodista, Julián Zugazagoitia. “A las tres brillantes generaciones en activo (98- 14-27) –ha escrito José Carlos Mainer–, empezaba a unirse otra muy joven –más adelante, del 36–, que vivía entonces una experiencia universitaria en el marco de la Federación Universitaria Española, FUE” Una generación cuyos miembros ya no aspiraban a parecerse
a Marañón, Américo Castro, Jiménez de Asúa, y menos aún a Ortega y Gasset, según se encargó de proclamar Ramón Sender, que enton- ces acababa de publicar Imán, una mirada crítica sobre la reciente y desventurada guerra de Marruecos. Según el Índice Literario, que se publicó entre 1932 y el inicio de la Guerra Civil, la venta de libros se multiplicó en las nuevas librerías, como la Casa del Libro de Madrid y Catalonia, en Barcelona, que llegaron a hacer populares los tomos del célebre diccionario Espasa, la colección Universal de la editorial Calpe, los libros de arte de la emergente editorial Gustavo Gili en Barcelona, y las ediciones popularres de la editorial Calleja. Según el Índice, los autores que más libros vendían entonces eran, aparte de los clásicos, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Salaverría, Unamu- no, Blasco Ibáñez, Pérez Galdós, algunos jóvenes como Benjamín Jarnés, Rafael Alberti, Cernuda, Alejandro Casona, y alguna rara
Creadas en 1931, las Misiones Pedagógicas fueron un proyecto de solidaridad cultural impulsado por el Gobierno de la Segunda República. Entre sus miembros destacó José Val del Omar, que nos ha dejado excelentes fotografías como esta, tomada en Carrascosa (Cuenca), en 1935 (Colección Pedro Fernán- dez Melero)
 


























































































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