Page 383 - El rostro de las letras
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      366 ENTRE DOS DICTADURAS
Alfonso, en el Congreso de los Diputados. No obstante, el entusias- mo cultural provocado por la trémula esperanza republicana generó una ilusión general entre los reporteros, que se aprestaron a registrar el espectáculo de la realidad, más cercana ahora a los protagonistas de la historia. La vida inundó las páginas de la prensa, a las que se asomaron las gentes de la calle, actores, artistas, deportistas, sindi- calistas, cineastas, trabajadores, escritores, catedráticos y científicos. Los hombres de letras tuvieron entonces un especial protagonismo, ocupando espacios generosos en las páginas de huecograbado de
los grandes semanarios ilustrados. Su imagen y su obra se hicieron familiares para el gran público, que cada semana se acercaba a los quioscos para conocer los lances de su vida, la edición de sus últi- mas obras y sus opiniones sobre los temas de actualidad. Junto a los omnipresentes, Valle-Inclán, los Baroja, Emilio Carrere, Benavente, Unamuno, en los días de la República comenzaron a menudear las informaciones sobre los miembros de la generación del 14, como Ortega, Marañón y Pérez de Ayala –sobre todo tras la creación de la Agrupación en Defensa de la República–, Castrovido y otros ilustres republicanos; y los miembros de las generaciones emergentes, como García Lorca, Alejandro Casona, Jardiel Poncela, Wenceslao Fernán- dez Flórez, Alejandro Casona, Carranque de los Ríos, Rafael Alberti y María Teresa León.
A las grandes publicaciones ilustradas se sumaron pronto decenas de revistas culturales, como AC (1931-1937), órgano del GATEPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea), la tinerfeña Gaceta del Arte (1932- 1936), Hoja Literaria (Madrid, 1933), Sur (Málaga, 1935-1936), Caballo verde para la poesía (1935-1936), que dirigió Pablo Neruda, Nuestro Cinema (1932-1935), Octubre (1933-1934), dirigida por Rafael Alberti y María Teresa León, Nueva Cultura (Valencia, 1936- 1937), Cruz y Raya (Madrid, 1933-1936), 4 Estaciones (Madrid, 1935) y Hoja Literaria (Madrid, 1933). Aunque la fotografía tuvo poca presencia en estas revistas, alcanzó un notable protagonismo en Nueva Cultura y Cruz y Raya, a través de los fotomontajes de Benjamín Palencia, Gregorio Prieto y Josep Renau. La fotografía sí encontró un lugar de privilegio en Art de la Llum (1933-1935), diri- gida por Mir Escudé; Foto, que se mantuvo hasta 1936 gracias a la tenacidad de Pérez Noguera; y D’Aci i d’Allà, animada por el ubicuo Antonio López Llausás. Dirigida desde 1932 por Josep Sala, dedicó
DÍAZ CASARIEGO. María Teresa León durante la presentación de su libro La bella del mal de amor. Le acompañan, el veterano periodista Francos Rodríguez y Ramón Menéndez Pidal. Madrid, 1930 (Colección Gonzalo Ribas)
 





























































































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