Page 382 - El rostro de las letras
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ENTRE DOS DICTADURAS
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Sagarra (1894-1959), Lluis Torrents (1891-1966), Josep Gaspar (1880-1971), Camilo Merletti (1902-1976), Carlos Pérez de Rozas (1894-1954) y Gonzanhy. Entre ellos, el más conocido es Centelles, un valenciano que se residenció en Barcelona siendo aún un niño. En 1924 se inició en la profesión en un estudio de retratos, que abandonó poco después para dedicarse al reportaje. Lo mejor de su trabajo fueron sus fotografías de los primeros días de la subleva- ción militar en Barcelona, la marcha de las columnas anarquistas a Aragón y el bombardeo de Lérida. Concluida la Guerra Civil buscó refugio en el exilio y sufrió persecución por la justicia francesa, que le recluyó en el campo de concentración de Bram, en el que realizó imágenes sobrecogedoras. En 1976 rescató su legendaria maleta, en la que guardó durante años más de doce mil negativos de paso universal y cerca de un millar –928 para los que gusten de los datos exactos– de placas de vidrio procedentes de los archivos de Gonzanhi, Sagarra, Torrents, Pau Barceló, Joan Puig Ferrán y otros miembros del célebre pool de reporteros catalanes, que trabajaron durante los días de la Guerra Civil.
Las nuevas generaciones de reporteros gráficos españoles acabaron con los viejos atavismos profesionales heredados del tiempo de la Monarquía. Cuando iniciaron su trabajo, no existía aún el sentido de autoría que tímidamente se desarrolló después. Con contadas excepciones, los reporteros de entonces se limitaban a seguir los métodos tradicionales, marcados por el instinto y la improvisa- ción de los pioneros. El páramo cultural de la Dictadura de Primo de Rivera, y los propios estragos de la censura, habían limitado la tarea de los fotógrafos, provocando un profundo atraso técnico y científico, que explica la lentitud con la que los reporteros españoles adoptaron los nuevos equipos fotográficos y las cámaras de paso universal, especialmente la Contax y la Leica. “En 1925, cuando yo iniciaba mi trabajo –recordaba Centellles–, el tipo de reportaje que se hacía era muy estático y artificial. La costumbre era que en los acontecimientos importantes los fotógrafos se colocasen en batería y esperasen el resplandor del magnesio para disparar sus cámaras simultáneamente”. Con contadas excepciones los reporteros siguie- ron trabajando con las vetustas cámaras de placas, principalmente la Goerz y la Nettel de 10x15. Todavía siguieron utilizándose en interiores los históricos flashes de magnesio, tal como se aprecia en algunas de las mejores instantáneas tomadas entre 1931 y 1936 por
Autorretrato de Martín SANTOS YUBERO publi- cado en el semanario Fotos, el 12 de noviem- bre de 1949. (MECD, AGA, Fondo MCSE)
 





























































































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