Page 380 - El rostro de las letras
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ENTRE DOS DICTADURAS
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Miembros del equipo de reporteros del sema- nario Estampa. En primer plano, de izquierda a derecha, Alberto Benítez, Alejandro Vilaseca y Manuel Cervera. En la segunda fila, Manuel Díaz Palomo, César Benítez, Domingo González y Ge- rardo Contreras. 1930 (Colección César Benítez)
  se reflejó en su número del 14 de julio de 1936, en que se dio el mis- mo relieve gráfico y tipográfico a los asesinatos de José Calvo Sotelo y el teniente José Castillo, dos crímenes “igualmente abominables” para el diario.
En Cataluña, la más importante publicación gráfica de la época
fue seguramente Imatges, nacida también al calor del entusiasmo republicano. Editada por la Librería Catalonia del omnipresente Antonio López Llausás, el semanario apareció el 11 de junio de 1930, siguiendo el modelo de sus hermanos madrileños. Se imprimió en los talleres Nagsa, recién adquiridos por López Llausás para mejorar la impresión de otras publicaciones de la empresa familiar, como D´Aci i D´Allà, El Día Gráfico, Mirador y La Publicitat. Dirigida por el joven periodista Josep Planes, en Imatges colaboraron Josep Maria de Sagarra, Josep Pla y otros miembros de la Peña del Ate- neo, y buena parte de la nómina de reporteros gráficos catalanes
del momento, como Josep Gaspar, Gabriel Casas, Sagarra y los hermanos Brangulí. El periodismo gráfico español vivió entonces momentos apasionantes. Una tradición de medio siglo de oficio convirtió en personajes populares a profesionales como los Alfonso, cuya firma se hizo omnipresente en La Voz, El Heraldo, La Libertad y las publicaciones de Prensa Gráfica; José Campúa, que capitaneó durante años el semanario Mundo Gráfico; Luis R. Marín, fijo en el
José Díaz Casariego con el hijo de El Raisuni, durante uno de sus numerosos viajes a Ma- rruecos. 1920 (Colección particular)



























































































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