Page 378 - El rostro de las letras
P. 378

ENTRE DOS DICTADURAS
361
tetralogía, en la que trataba de recrear “el alma profunda de la patria”, que anunciaba ya el nacionalpictorialismo de la posguerra, mientras Art de la Llum, animada por el ubicuo López Llausás, ca- pitaneaba la gastada estética pictorialista. A la convulsa y dramática realidad de la España popular que encontraron las autoridades re- publicanas, los artistas de la cámara construían la imagen de un país arcádico y feliz, que sólo existía en la retina de sus cámaras. Ortiz Echagüe desplegó su gigantesca capacidad fotográfica para recrear una España que, más que en sus gentes, en sus pueblos miserables
y olvidados, en su esfuerzo conmovedor por superar los estragos
de su historia, o en sus ciudades abiertas ya a la modernidad, sólo existía en su propio prejuicio de una Patria que él quería mística y guerrera, Una, Grande y martillo de herejes, liberales y masonazos. Echagüe, y con él buena parte de los miembros del tardopictoria- lismo, idealizan la tradición española, su esencialidad racial, su es- piritualidad, su misticismo, su sobriedad, su religiosidad, todos los valores que pregonaba la emergente retórica nacionalista, desde el “Arriba España” de Picavea, hasta los excesos retóricos de la España llamada nacional. No obstante, extramuros de aquel oficialismo obstinado, antecedente directo del nacionalpictorialismo de la pos- guerra, algunos profesionales comenzaron a adoptar tímidamente los postulados de la fotografía moderna, representada entonces por la Nueva Objetividad, la Nueva Visión, la llamada fotografía pura
y el vigoroso reporterismo gráfico. A la antigua clientela burgue-
sa que acudía a los declinantes estudios de retrato sucedieron los nuevos directivos industriales, modistos, estilistas y cartelistas, más interesados en el inagotable vigor visual de las imágenes. Pero la fotografía que más se acercó a las corrientes vanguardistas europeas hay que buscarla en la prensa ilustrada, en cuyas páginas se publi- caron algunas de las imágenes mejores y más llamadas a perdurar. A los históricos semanarios gráficos se sumaron decenas de nuevas revistas, mientras alcanzaban su definitiva madurez las históricas Estampa, Crónica y el diario Ahora, que trataban de emular a las grandes revistas ilustradas alemanes, como Arbeiter Illustrierter Zeitung (1921) y Berliner Illustrierter Zeitung (1923).
Fundado por Luis Montiel, el primer número de Estampa –“Revista gráfica y literaria de la actualidad española y mundial”– se publi-
có en enero de 1928. Concebido como un vedadero magazine de actualidad, dedicó secciones especiales a los espectáculos, las artes,
  Portadas de los semanarios Crónica e Imatges, dos de los más importantes semanarios gráfi- cos de los días de la dictadura primorriverista y la Segunda República. (Archivo Monasor)

























































































   376   377   378   379   380