Page 264 - El rostro de las letras
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LA MÁSCARA DE LAS LETRAS
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 importancia protagonizó el escritor como rector de la Universi- dad, ocasional concejal y ciudadano ilustre –el más ilustre– de la ciudad. “Cuando Unamuno iba a casa de mi maestro –recordaría Cándido Ansede, años después–, como don Venancio conocía su manera de ser, lo retrataba al desdén; es decir, sin colocarlo, pues creía que ese era su gusto y no lo quería violentar” 58. A aquellas primeras fotografías de Unamuno fue sumando Gombau más de un centenar, desde el umbral del siglo hasta que Primo de Rivera le desposeyó de su dignidad de rector y le obligó a exiliarse. Años intensos en los que el escritor fue creando afanosamente su propia imagen –una imagen más elaborada de lo que podría suponerse–, su colosal ego, para imponerlo luego en los sitios en los que se iba aposentando, como recordaba Ortega. Ese yo mayestático comen- zó a cimentarse en las fotografías de Gombáu, en las que se fue moldeando la estampa canónica de don Miguel, ataviado con el uniforme de intelectual con el que le encontró Josep Pla, chaleco
En sus últimos años a Unamuno le asaltaban ansias de reposo. Después de la firma precep- tiva en la Universidad, se echaba en la cama con un libro y, antes de comer, aún le quedaba tiempo para dar un paseo. Esta fotografía de ANSEDE se publicó en la revista Estampa el 29 de septiembre de 1934. (Fondo Ansede. Filmoteca de Castilla y León)
58 Memorias inéditas de Cándido Anse- de, citadas por Tatane Ruiz Ansede en el libro Cándido Ansede, fotógrafo de Salamanca, Junta de Castilla y León, Salamanca, 1992.






























































































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