Page 222 - El rostro de las letras
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ESCRITORES Y FOTÓGRAFOS 205
Dos retratos juveniles de Alejandro Sawa, “es- pectacular y magnífico”, en sus días de triunfo en el Barrio Latino de París: Manuel COMPAÑY. Hacia 1885 (MECD, AGA, Fondo MCSE)
  que dejaba adivinar una boca sensual y acogedora. Una figura tan singularmente hermosa, según su buen amigo Gómez Carrillo, que le habría dado el derecho “de no tener otros méritos, para merecer la admiración”. Tras sus días de gloria en París, donde vivió en la cercanía de Verlaine y Móreas, volvió a España, para enrolarse en la tropa de los artistas puros agraviados por la marginalidad, pero sin abdicar nunca del gran objetivo de su vida, que no era otro
que conquistar a cualquier precio las ciudadelas del arte. Indota- do para la sumisión y el sometimiento, pasaba por las calles, con su pipa y sus canes, como una sombra de lo que había sido en los días gloriosos de sus correrías nocturnas por el Barrio Latino, en los que doctoró en bohemia a Rubén Darío y Gómez Carrillo, que, como él, usaban y abusaban del exceso y los alcoholes. Volvió de París con los flecos de una leyenda hiperbólica, que anunciaba ya al Max Estrella de Luces de bohemia. Hablador sin tasa, barbado y con la cara de ángel caído que nos muestran las fotografías que de entonces tomó de él Manuel Compañy, vivía más atento a la esté- tica que a la ética, que venían a ser lo mismo para este caudillo de la bohemia. A las últimas, atrincherado en una pobreza estoica y obstinada, se paseaba por los cafés madrileños con la altanería he- roica de un héroe griego. En sus últimos días, enfermo y meneste- roso, vivía de los sablazos a los amigos y conocidos. En una de sus últimas fotografías, tomada por Luis R. Marín en su casa de la ma- drileña Travesía del Conde Duque, posa ante sus retratos juveniles































































































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