Page 158 - Revista de Occidente o la modenidad española
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moza ni del todo vieja— asistimos desde 1898 al des- membramiento de la vida española [...] Cuanto más patriotas éramos, mayor enojo sentíamos [...] Y esta experiencia de que existe una vasta comunidad de gentes gravemente enojadas —toda una España nue- va que siente encono contra otra España fermentada, podrida— ha hecho surgir en nosotros la esperanza.6
Sin embargo, la presencia de Ortega en el semana- rio apenas dura el primer año. En todo caso, es un buen referente de una andadura intelectual cuyo eje vertebral será esa doble visión de la realidad —mo- dernidad y nación— que reunirá en torno de sus pá- ginas a varias generaciones. Allí escribirán Baroja, Antonio Machado, Ortega, Azaña, Pérez de Ayala, D’Ors... Este primer paso en la trayectoria de Ortega de colocarse al frente de las publicaciones periódicas y hacer valer una voz en el laberinto español signi- fica, también, el aldabonazo de todo lo que vendrá después, como señaló Marcelino Jiménez León:
Pero no podemos comprender cabalmente la importancia del semanario España en el panorama de las revistas y periódicos culturales de la época si no tenemos en cuen- ta la estrecha relación que hay entre ella y otros medios fundamentales vinculados a Ortega y Gasset y a Nicolás María de Urgoiti, como son El Sol (1917), La Voz (1920)
y la Revista de Occidente (1923). La nómina no quedaría completa (en lo esencial) si no añadiésemos la estrecha relación que se establece (desde 1923 y 1936) entre las cabeceras que acabamos de citar y La Nación de Buenos Aires, que les dará voz al otro lado del Atlántico. Muchos de estos medios compartieron directores, secretarios de redacción y colaboradores y en cierto modo podrían consi- derarse etapas de un único y vastísimo proyecto cultural
6José Ortega y Gasset, «España saluda al lector y dice», en Obras completas, X, Madrid, Revista de Occidente/Alianza, 1983, p. 271.
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