Page 157 - Revista de Occidente o la modenidad española

encontraba en la encrucijada de un nihilismo de- vastador, una tradición agotada y un vanguardismo que se lanzaba hacia la exaltación de la onomatope- ya poética, el trazo plástico, los susurros musicales y
la entrada en escena del cinematógrafo. Había una «curiosidad vital», pero desde una perspectiva que permitiera contemplar, y actuar con sentido y sensi- bilidad, además de establecer, algo contracorriente, cierta jerarquía intelectual. Como se ha escrito, eso fue Revista de Occidente: «una mirada alrededor». Los medios son piezas muy delicadas que en manos de desaprensivos, populistas o sensacionalistas pueden ocasionar estropicios monumentales en la convivencia ciudadana. Es urgente, por ello, que sean intelectua- les, profesores, literatos, científicos, quienes se pongan al frente de la opinión, la moderen y la modelen. Son las «minorías selectas». Pero en la calle, en las publi- caciones, no aisladas en los libros, en las conferencias, en los laboratorios, en los departamentos. No es ex- traña una declaración de Ortega como la que sigue:
Yo tengo que ser a la vez profesor de universidad, periodis- ta, literato, político, contertulio de café, torero, hombre de mundo, algo así como párroco y no sé cuántas cosas más.
Lo cierto es que, ya en 1915, Ortega funda el sema- nario España. Es su primer director y el redactor de un texto cuajado de referencias a esa doble vía: la modernidad y la nación. ¿Serán compatibles? ¿Es posible regenerar el tejido nacional carcomido con los vientos de la furiosa contemporaneidad?
Nacido del enojo y la esperanza, pareja española, sale al mundo este semanario España [...] Los que he- mos de escribir en sus columnas —gente ni del todo
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