Page 65 - Perú indígena y virreinal
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otro una apariencia escultórica. Las botellas dobles se encuentran en los estilos vicús, recuay, lima, chimú o ica- chincha, entre otros.
La combinación de pintura y modelado es común a muchos estilos cerámicos, y la aparición, en alguna medida, de este tipo de elementos decorativos, es general en toda la cerámica peruana. Puede darse forma sim- plemente al gollete, que generalmente suele ser recto y convertir parte del mismo en una cabeza, completando el resto de la figura con una representación pictórica. También puede pintarse, por ejemplo, una cabeza alre- dedor de un vaso, y en ese caso modelarse las partes salientes del rostro, como la nariz y las orejas.
Pero además del llamativo juego formal del arte cerámico peruano, hay otras cuestiones aún más sor- prendentes que se refieren al complejo mundo que allí se representa y a la funcionalidad de todas esas vasijas, la mayoría sin aparentes huellas de uso.
Dentro del terreno de las posibilidades, nunca de las certezas, algunas respuestas tienen que ver con la complejidad de la sociedad en las que se realizaron. Es una cerámica de lujo, relacionada con las elites dirigentes, ceremonial, en su sentido más amplio. En algunos casos se conoce bien su función por la documentación histó- rica, como en el caso de algunas cerámicas incas. Los keros incas eran vasos rituales, usados por el Inca y la noble- za en ciertas ceremonias en las que se bebía chicha que se trasegaba desde los aríbalos. Los pucus eran platos para ofrendas, generalmente hojas de coca que se quemaban y se ofrecían a las divinidades. Las pajchas, que se hacían también de madera, eran recipientes complejos con largos vertederos empleados en libaciones rituales.
Aunque hay recipientes cefalomorfos y zoomorfos bastante estilizados, la decoración inca es poco repre- sentativa. Dominan en ella los diseños geométricos, aunque hay también estilizaciones de aves, insectos y moti- vos vegetales, y abundan los colores oscuros. La perfección formal, la sobriedad decorativa, la rígida comparti- mentación espacial de los campos decorativos en los que se distribuyen los diseños, traducen, en pequeña escala, la férrea organización social del imperio inca.
En otros casos es el contexto arqueológico el que revela la posible función de la cerámica. En el santuario de Chavín de Huántar, los millares de fragmentos de cerámica encontrados, principalmente en la llamada Galería de las Ofrendas, nos hablan de que en ese contexto la cerámica servía fundamentalmente como ofrenda. Se han defi- nido cuatro estilos típicos chavín, pero a rasgos generales podemos hablar de una cerámica negra, lustrosa, con una decoración incisa, modelada o completamente escultórica, en cuyas representaciones podemos reconocer los temas iconográficos presentes en la escultura del santuario, los seres míticos de aspecto draconiano, felínico o de aves rapaces. El significado de la cerámica de Chavín debe ser entendido en relación con la función del santuario, con las divinidades adoradas en el mismo, cuyas representaciones se hacían presentes en todo tipo de soportes.
Y como ofrendas y portadores de un nuevo mensaje de carácter religioso pueden entenderse algunos estilos cerámicos wari del Horizonte Medio. Es el caso de las enormes urnas en forma de tazón, de casi un metro de altura, de Conchopata, en la región de Ayacucho, depositadas en un pozo especial, aplastadas y que- madas. En su iconografía, el motivo central de la Puerta del Sol de Tiwanaku, el «dios de las varas» o los «ánge- les» de la misma portada señalan la expansión de un culto que acabaría extendiéndose por gran parte del área.
Pero tal vez la función más extendida de la cerámica en el antiguo Perú sea la funeraria. Desde los tiem- pos formativos, tanto en la sierra como en la costa, se excavaron o levantaron millares de tumbas de tipología muy diversa pero con la característica común de colocar en ellas, formando parte del ajuar funerario que acompa- ñaba siempre a personas significadas, millares de «huacos», de vasijas de cerámica. Parte de esa cerámica era uti- litaria, los contenedores de los alimentos y los líquidos para el sustento del «espíritu» del difunto, pero también
[ 72 ] EMMA SÁNCHEZ MONTAÑÉS
Fig. 5 Botella zoomorfa chimú, 900-1400 d. C., Madrid, Museo de América (10774)