Page 59 - Perú indígena y virreinal
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que en el relato de Cabello Balboa se encargaba de este menester un oficial llamado Fonga Sigde. Esta costum- bre también fue adoptada en la parafernalia incaica, ya que según la crónica de Martín de Murúa, con ocasión de los desposorios reales de Huáscar Inca por donde la novia «iba con su marido, estaba todo el camino sem- brado de oro y plata en polvo e infinita chaquira [collar de conchas] y plumería» (Murúa [1611], 1992, p. 116), o lo que es lo mismo, los tres elementos alusivos a la división tripartita del cosmos: agua, tierra y cielo.
De las aguas del Pacífico también procedía el famoso caracol Strombus gigas, utilizado como instru- mento musical a modo de trompeta, como la que tañía Pita Zofi en el legendario cortejo de Ñaymlap y como las que interpretaban los músicos trompeteros que, junto a otros tocando flautas de pan, quenas, maracas e instrumentos de percusión, formaban parte de pomposas procesiones militares, magistralmente plasmadas en las cerámicas mochicas.
En dichas representaciones, los personajes principales suelen ir engalanados con caprichosos tocados de fina plumería y bastones de mando de los que también cuelgan plumas. Las plumas preferidas para ello eran las procedentes de la guacamaya roja (Ara macao) y de su homónima azul y amarilla (Ara ararauna). Éstas, eran delicadamente sujetas mediante nudos a cuerdas de algodón para formar ristras de plumas que, a modo de mosaico, se aplicaban sobre el soporte, mientras que las que componían la cresta del tocado se sujetaban mediante otra técnica a fin de que se mantuvieran erguidas y firmes.
Las fieles reproducciones de aves como éstas, originarias de la selva tropical, así como de tucanes y loros en la iconografía de la costa, son testimonio de la existencia de unas potentes rutas de comercio que de norte a sur y de este a oeste atravesaban la región andina, posibilitando la obtención de materias primas oriun- das de ecosistemas muy variados (costa, altiplano, selva).
EL ESTALLIDO DEL COLOR: LOS TEJIDOS Y LA PINTURA MURAL
Al igual que la metalurgia, la confección de prendas, como las que en el mito de Ñaymlap embellecía Llapchi- luli, formaba parte de una larga cadena de producción artesanal. Ésta incluía el hilado, el tinte, el tejido, el cosi- do y, en ocasiones, la ornamentación mediante el bordado y aplicación de plumas o metal. Estas actividades se desarrollaban en talleres artesanales bajo la supervisión de patrones o, al menos, así han sido interpreta- dos los individuos que aparecen sentados en banquetas, en la escena de tejido plasmada en un conocido flo- rero mochica.
Fig. 7 Escena de tejido pintada en un florero de cerámica, cultura mochica (Fase IV, 400-550 d. C.), Londres, British Museum
Fig. 8 Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno, 1615, Dinamarca, The Royal Library
(lám. 647 «Mujer tejiendo en un telar de marco vertical»)
Fig. 9 Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno, 1615, Dinamarca, The Royal Library
(lám. 364 «Consejo real del reino»)
Fig. 10 Guerrero inca pintado en un kero de madera, cultura inca (1450-1534), Museo de la Universidad de Cuzco
[ 66 ] CRISTINA VIDAL LORENZO