Page 53 - Perú indígena y virreinal
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(especialistas de las huacas) y los vilcacamayocs (especialistas de objetos sagrados) en torno a estos ceques y sus santuarios, los cuales incluyen cuevas, rocas, manantiales, fuentes, canales, montañas, edificios —algunos de los cuales estaban adscritos a grupos sociales y de parentesco determinados (panacas y ayllus)—, mo- mias de antepasados y objetos sagrados. Algunas huacas eran de escasa importancia, pero otras necesitaban ser atendidas por miles de individuos e incluían espacios arquitectónicos, rebaños de camélidos y cantidades importantes de recursos agrícolas. Las ofrendas que se le presentaban también variaban, desde sacrificios humanos a unas hojas de coca. La responsabilidad de huacas y ceques estaba a cargo de grupos de parentesco, a la vez que el sistema de ceques reproducía con bastante fiabilidad el sistema social jerarquizado incaico. Algu- nos santuarios del sistema de ceques sirvieron como linderos espaciales, otros indicaban lugares mitológicos y de importancia histórica y aun otros eran señalizadores calendáricos.
La dimensión política de la religión inca es muy clara cuando cada año las más renombradas huacas del imperio (Guanacaure, Vilcanota, Ancocagua, Coropona, Apurimac, Pachacamac, Huanacauri, Titicaca, Machu Picchu...) visitaban el Cuzco. Entre agosto y septiembre estas huacas eran recibidas por el Inca y su corte y alo- jadas en el Haucaypata: todas ellas eran preguntadas como oráculos acerca de la suerte del Estado, las que lograban responder de manera correcta eran honradas al año siguiente con objetos de oro, plata, llamas, texti- les, sacrificios humanos y de animales, que eran enviados a los santuarios en una procesión solemne, deno- minada Capac Cocha. Las que fallaban perdían reputación: con esta práctica el Inca y el Cuzco se constituyeron en el fiel de la balanza del espacio sagrado andino, integrando en él aspectos vitales de la economía y de la enti- dad política.
Ese carácter estatal de la religión es el que hizo crear una estructura de divinidades paralela a la estruc- tura del Estado. Así la esposa y hermana de Inti fue Quilla, la diosa de la Luna, cuya imagen consistió en un dis- co de plata situado junto a un disco solar, y tuvo su santuario particular en el Coricancha. Inti Illapa, el «lanza- dor de rayos», fue una deidad de gran trascendencia, al encargarse de la lluvia y del granizo; se relacionó con la constelación de Orión y tuvo un culto generalizado en la sierra sur. También lo tuvo Amaru, el arco iris. En oca- siones, los incas mantuvieron vivos cultos de territorios importantes para su geopolítica estatal; es el caso de Pachacamac, «señor de la tierra», dios del universo, de amplia aceptación por la costa central en la etapa prein- caica, o el culto a la Pachamama, la «madre tierra», representada por una imagen de rasgos femeninos mez- clados con los de una calabaza. Todas estas divinidades estaban unidas a fenómenos naturales y se relaciona- ban con la fertilidad agrícola y con el éxito de las acciones políticas del imperio.
En torno a estas deidades generales se organizaban los principales cultos, siendo el del sol el más común: a él se entregaba un tercio de las tierras laborables del imperio y de la cosecha de cada parcela cultiva- da, sacrificios humanos y de animales, lujosas ofrendas, ritos funerarios y la momificación del Inca. Del carác- ter oficial de este culto da cuenta la ceremonia del Inti Raimi, diseñada para la conmemoración de los solsticios y el control de las cosechas. El sacerdocio se instalaba en las más altas esferas del poder, el cual se ramificaba al imperio. En su cima estaba el vilcaoma o gran sacerdote, un hermano o tío del emperador, que se acompa- ñaba de un consejo de nueve miembros; no obstante, los rituales más estratégicos estuvieron siempre en manos del Sapay Inca. También los parientes del Inca se reservaban misiones religiosas importantes. Los sacer- dotes locales eran reclutados en los ayllus, procedentes de los curacas. El sacrificio estuvo vinculado con el cul- to solar en ceremonias importantes. Los de llamas, conejos, aves, perros, jaguares, serpientes y gran variedad de productos agrícolas en ceremonias de menor importancia. Los sacrificios más importantes eran de seres
Fig. 9 El Intihuatana y otros edificios ceremoniales en la ciudadela sagrada de Machu Picchu, primera mitad del siglo XV
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