Page 52 - Perú indígena y virreinal
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inca en Pacariqtambo a partir de héroes-padres; como sucede en infinidad de grupos, estos mitos remiten a un lugar de procedencia que constituye el principio y el fin de la existencia, un punto fijo donde se unen el espacio geográfico y el tiempo humano. Su función es sancionar el papel histórico que jugó el pueblo inca y justificar su posición preeminente en los Andes. La misma función podríamos atribuir a los mitos de la creación del mun- do, muchas veces fijados en el mismo lugar en que se había creado la humanidad y el pueblo inca; un ejemplo de ello es el mito de la creación en el lago Titicaca, ligado con el mito de Viracocha.
Viracocha es un dios creador y soberano de todo ser vivo, del mundo y de los hombres. Como tal, deri- va de una deidad antigua denominada Tunupa con origen en el lago Titicaca desde tiempos tiwanakus, la cual tenía poder sobre los truenos, los rayos y los movimientos sísmicos. Los soberanos incas manipularon este cul- to hasta que sus potencias fueron asumidas primero por Viracocha, y más tarde por Inti, el dios del Sol. Inti, jugó un papel esencial en la religión del Estado, y el Coricancha —su templo oficial en la capital del imperio, Cuzco— se convirtió en el centro de una red a larga distancia de santuarios solares emplazados en las capita- les regionales. Junto a cada templo del Sol hubo un vasto aparato de edificios sacros, almacenes y otras depen- dencias ocupadas por especialistas religiosos, sirvientes, artesanos y mujeres elegidas. Los más importantes lle- garon a dar cobijo a decenas de miles de individuos y sirvieron para establecer el culto solar sobre advocaciones locales. El modelo para todos ellos fue el Coricancha, que había sido el edificio original de Manco Capac, el fun- dador mítico de la dinastía inca, convertido en «Casa del Sol» por el noveno Inca, Yupanqui. Los gobernantes manipularon el concepto de esta divinidad y se erigieron, a través de su mito de origen, en hijos del Sol, adqui- riendo así una esencia diferente del resto de la comunidad humana. Sin embargo, el Sol no había sido la divi- nidad más importante en tiempos preincaicos, ni siquiera lo fue en los momentos iniciales de la historia inca, hubo de ser en tiempo del noveno gobernante cuando culminara su función como culto de Estado y, con el imperio, su imposición a todos los rincones del Tawantinsuyo.
La cosmología inca estuvo ligada a aspectos topográficos que definieron su geografía sagrada. Los espí- ritus superiores actuaban en tres planos verticales que se relacionaban en armonía con las cuatro direcciones del plano horizontal, en que descansaba el equilibrio del universo. El mundo celeste era el plano de arriba, Hanan Pacha; el mundo de aquí era el Kai Pacha; la Pachamama, la tierra habitada por los hombres, y el mun- do de adentro, ocupado por los muertos, era el Ujka Pacha. En los tres actuaban espíritus y deidades denomi- nadas huacas, jerarquizadas según el plano en que se situaban. También los antepasados míticos de cada pue- blo eran protectores, al igual que cuevas, manantiales... Cuzco fue considerado el «ombligo del mundo», y todo el incario estuvo definido por conceptos de cuatripartición y dualidad, en los que la capital política ejerció un papel de «axis mundi», situándose en el centro y garantizando el orden en el tiempo y el espacio. Estos espa-
cios fueron integrados en dos mitades, Hanan y Hurin, de un significado antagónico, pero complementario, sin el cual hubiera sido imposible su funcionamiento armónico. Este espacio sagrado estuvo sancionado por una serie de líneas imaginarias, denominadas ceques, a lo largo de las cuales se situaban las huacas, que constituían la base de la religiosidad popular, y definían espacial y ritualmente las comunidades rurales y las ciudades. Las huacas eran referencias esenciales para el culto de las etnias y de los ayllus. Cieza comenta la existencia de 42 ceques por los que se distribuían 328 huacas en torno al Cuzco. Otros ceques importantes eran el de Vilcanota, Anta, Huanuco Pampa e Inka- wasi. Un complejo universo ritual y calendárico se organizaba por los huacacamayocs
Fig. 8 Templo de Viracocha en Raqchi, Canchis, siglo XV
COSMOVISIÓN E IDEOLOGÍA EN LOS ANDES PREHISPÁNICOS [ 59 ]