Page 43 - Perú indígena y virreinal
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competencia, expresada en un sistema dualista que, como sugiere el célebre antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, está íntimamente asociado con el valor de la reciprocidad.
La competencia unida a las faenas comunales les da a éstas un sentido lúdico transformándolas en acontecimientos festivos. En la medida que se asocia íntimamente con el valor de la reciprocidad, uno de los ingredientes principales del ethos andino, su proyección no queda circunscrita sólo al ámbito de las faenas comunales, sino que invade el conjunto de la vida social.
Una simple mirada al proceso de socialización de los individuos nos muestra que desde muy jóvenes su cul- tura los prepara para que desde el manejo del lenguaje su creatividad se vea estimulada. Muestra de ello son las com- petencias entre adolescentes de sexo opuesto que giran alrededor de la narración de adivinanzas o huatuchis, como se les llama en quechua. Una consecuencia de ello es que en los Andes exista un gran repertorio de estas narraciones y que muchas de ellas encierren un contenido erótico que es consonante con aquellos contextos competitivos que tie- nen la peculiaridad adicional de estar íntimamente asociados con el inicio de la vida sexual de dichos adolescentes.
No es de extrañar que estas competencias se asocien con el despertar de la vida sexual de los jóvenes, pues el dualismo que impregna la vida social del hombre andino tiene su principal paradigma en la conjunción de los sexos, expresión máxima de la recreación de la vida y del ordenamiento del cosmos. De aquí que expre- siones artísticas tan significativas como la música, la danza y la misma noción de belleza encuentren en la opo- sición complementaria su principal fundamento. Una muestra de ello la encontramos en el uso simultáneo del pincullo o las quenas, instrumentos de viento de uso exclusivo de los varones, que en muchas ocasiones son eje- cutados de manera simultánea con las tinyas o tambores que forman parte del repertorio musical de las mujeres.
Pero quizá la expresión más notoria de la relación de la música con la conjunción de los opuestos com- plementarios la vemos en la famosa danza de las tijeras, de honda raigambre en los departamentos de Huan- cavelica, Ayacucho y Apurímac, en la cual la pareja de barras de metal que hacen tintinear los bailarines, en aque- llas festividades donde se intenta recrear la unidad de los conjuntos sociales andinos, representan a los dos sexos. Estos ejemplos, y otros que brotan de distintos géneros melódicos, dan cuenta que la música andina encuentra en la unión de los opuestos complementarios su principal fuente de inspiración.
En consonancia con estas peculiaridades que encierra la música y tratándose también de un lenguaje simbólico saturado de dualismo, su ejecución y su transmutación en danza, al igual que las adivinanzas y las faenas públicas, se contaminan de aquel sentido competitivo que es la fuerza motriz de la vida social. Una vez más, quizá la expresión más representativa de este sentido competitivo se encuentre en la danza de las tijeras cuya esencia es el enfrentamiento o atipanakuy entre dos bailarines que cuentan con sus propios conjuntos musicales. Tal es el grado de destreza que se debe mostrar para opacar al rival que el baile se ha organizado en una sucesión de etapas donde, aparte de pretender doblegar al rival ensayando pasos elaboradísimos, se llega a pruebas de fakirismo y de equilibrismo, dignas de los mejores circos.
El repertorio de danzas que suponen competencias es vastísimo. En unas el duelo es entre individuos, como la recién aludida, y en otras entre grupos. En estas últimas, como las batallas rituales o tinkuys comunes en varias provincias del sur del Perú, la osadía y la capacidad de resistencia juegan un rol predominante.
Cuando los contrincantes son individuos, además de esgrimir estas habilidades, el poder inventivo adquiere un relieve especial. Cada cual debe responder al antagonista con recursos inéditos e irrepetibles. Tal es el valor concedido a este poder, que alrededor de él se ha tejido todo un conjunto de creencias mágico-reli- giosas e instituciones para fomentarlo e institucionalizarlo. Entre las primeras, cabe destacar el rol concedido
Fig. 1
Dualismo en Allccamencca
Fig. 2
Reempujo en Sarhua
[ 50 ] JUAN M. OSSIO A.