Page 37 - Perú indígena y virreinal
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la Soledad, convento de San Francisco de Lima), que permiten un número elevado de repre- sentaciones de lo cotidiano, de personajes que esbozan la jerarquía social con su presencia y cualidad. Esa sociedad con sus rasgos representativos vuelve a estar presente en episo- dios puntuales, en momentos de fisuras históricas, como el terremoto de Cuzco de 1650 que da lugar a una procesión cuya plasmación queda refrendada en el cuadro con la proce- sión del Cristo de los Milagros (ahora de los Temblores) de la catedral. Allí, la tragedia con- vierte a la capital incaica en la principal protagonista del cuadro, relegando la procesión a un segundo plano; pero, en definitiva, configurando a Cuzco como la ciudad de Dios que aca- bará siendo representada e incluida en una capilla de la catedral, a modo de exvoto por el milagro sucedido y la protección segura de futuro frente a los sismos, convirtiendo al Cristo de los Temblores (Taitacha Temblores) en el centro de la religiosidad cusqueña.
Pero, además, Perú es un lugar identificable con el Paraíso, más concretamente la zona este correspon- diente a la selva, donde nace el sol, y que se identifica con el Antisuyo (una de las cuatro partes en que se divi- día el Tawantinsuyo incaico). Esta concreción del Edén figura en la literatura del quinientos europeo refiriéndo- se al continente americano, pero en textos precisos como el de León Pinelo, El Paraíso en el Nuevo Mundo, escrito a mediados del siglo XVII, se concreta en el virreinato de Nueva Castilla. La idea de un espacio florido, de jardín placentero con animales pacíficos, dominado el conjunto de variables posibilidades cromáticas, se con- vierte en realidad concreta en la pintura cusqueña. El color, la naturaleza abigarrada, las dulces figuras y la no sucesión de espacios y tiempos son la base de esta escuela que ha permitido acertados títulos de trabajos his- toriográficos como El paraíso de los pájaros parlantes (Teresa Gisbert, 1999). De esta forma si las composicio- nes e iconografías deben mucho a los grabados e importaciones del Viejo Mundo; en cambio, a través de la flo- ra y de la fauna comienzan a introducirse los ingredientes de lo autóctono y a la vez lejano, al no referirse a la naturaleza inmediata de las altiplanicies y la puna, sino a los paisajes cálidos de la ceja amazónica de donde provienen productos exóticos tanto para los españoles recién llegados como para el núcleo cultural inca.
Viaje de ida y vuelta. Los envíos desde América no son sólo barras de plata y oro. A veces, también lle- garon influjos culturales de la nueva religiosidad con iconografías propias (santa Rosa de Lima, san Francisco Solano, santo Toribio de Mogrovejo, san Martín de Porres y san Juan Masías, estos dos últimos beatificados en época virreinal y canonizados en el siglo XX), formando parte de donaciones o de bienes de familias que regre- saron; o artistas, también de vuelta, como Angelino Medoro que retorna a Sevilla en 1620.
Más adelante, en el siglo XVIII, los envíos se convierten, ocasionalmente, en excep- cionales desde el punto de vista artístico, como es el caso de la serie de veinte cuadros de mestizaje que remite en 1770 el virrey Amat para el Gabinete de Historia Natural del Prín- cipe de Asturias (el futuro Carlos IV). Estos cuadros tienen, sin duda, un interés científico: dar a conocer en España y en la corte las particularidades etnográficas del virreinato del Perú. Si los retratos de nobles, tanto incas como criollos o españoles, formaron parte, mez- clados generalmente dentro de temáticas religiosas, del imaginario propio de la pintura peruana de época virreinal, en cambio, las gentes de la calle sólo aparecieron como ele- mentos secundarios en series como las referidas a procesiones (la del Corpus Christi de Cuzco como la principal). En cambio, la validez de los cuadros de Amat radica, precisa- mente, en la posibilidad de, por primera vez, convertir al peruano anónimo en asunto de
Fig. 3 Cuzco tras el terremoto de 1650 y procesión del Cristo de los Temblores, catedral de Cuzco
Fig. 4 Cuarterona de Mestizo, serie de mestizaje del Virrey Amat, Madrid, Museo de Antropología
[ 44 ] RAFAEL LÓPEZ GUZMÁN