Page 21 - Perú indígena y virreinal
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 allá por los siglos X a XI, como una forma de sustento del poder. En Conchopata (Ayacucho) se ha hallado hace poco, los testimonios pictóricos de personajes similares a los que se describen en relación con los héroes legendarios de los incas, que tienen, además, la particularidad de estar asociados a los «caballitos de totora», que son típicas embarcaciones del lago Titicaca. Este lago estuvo muy ligado a los cuentos de origen de los incas.
Por supuesto no todos eran reinos poderosos, pues mientras unos tenían el control de varios valles, otros eran apenas algo más que pequeños curacazgos, con el control de la población de un valle o parte de él. Esto permitió la formación de fuertes desequilibrios en las relaciones entre Estados y la pugna permanente entre regiones. Estas situaciones de lucha han confundido a muchos historiadores haciendo pensar que se trataba de guerras interétnicas, cuando en realidad parece que ese no era el caso; las guerras las coordinaban, decidían y definían los grupos de poder mediante alianzas, acuerdos, negociaciones o enfrentamiento armado. Los gue- rreros se limitaban a participar en este juego en función de su rol específico dentro de la estructura vigente. En la medida en que cada persona se debía a su comunidad o ayllu, una parte de sus obligaciones era la guerra. No lo hacían los campesinos de buen grado, mucho menos si no había identidad étnica con el opresor; existen muy buenas referencias acerca del rechazo de los trabajadores del campo para integrar tal servicio, lo que se expresaba en huidas colectivas de la leva y otros sistemas de asimilación de recursos humanos para la guerra.
Entre los siglos XIII y XV, los Estados regionales estaban plenamente constituidos, con algunos suma- mente extensos, como el de Chimú, que había conquistado o asimilado bajo su dominio a los pueblos com- prendidos entre Zarumilla, al norte de Tumbes, y el Chillón, al norte de la actual ciudad de Lima.
Hubo logros importantes en la producción artesanal. Los arqueólogos en general advierten un fuerte decaimiento en la singularidad y el detalle de las obras de arte. Sin duda, las cerámicas de la época moche eran mejor elaboradas que las chimús, y los wakos nasca tenían una perfección no lograda en la fase ica o chincha. Los tejidos paracas, con su virtuosismo, jamás fueron igualados. Estos cambios se debieron más que a un dete- rioro de la voluntad artística, al desarrollo de técnicas en la producción artesanal que hacían posible la produc- ción en serie de la alfarería, mediante el uso de moldes para todo tipo de cerámicas, o de los tejidos con el uso extensivo de la pintura o de técnicas, como el tapiz, que logran bellos lienzos decorados dentro de un régimen iconográfico modular. Este fenómeno se asocia al crecimiento de la población urbana y la extensión de la elite, con la incorporación de grupos distintos al exclusivo estamento de los sacerdotes.
La metalurgia entró en su fase de pleno apogeo, tanto en la técnica como en la función. Ya desde antes de la expansión wari se conocían todas las técnicas de trabajo en metal, pero en esta época se generalizaron y perfeccionaron. De metal se hacían no solamente adornos y armas, sino también instrumentos de producción tales como azadones para la agricultura, cuchillos (tumis), hachas, cinceles y punzones.
Eso no significa que no hubiera obras de tratamiento refinado. Por el contrario, su producción se ligó a logros tecnológicos sofisticados. No hay duda del valor artístico de muchas piezas de los estilos alfareros o las telas de Chimú, Chancay o Ica, aunque fueran reproducidas por centenares. Al lado, destacan las piezas de joye- ría para el adorno personal y verdaderas exclusividades para el vestido o el ornato de recintos elegantes.
EL IMPERIO TAWANTINSUYO
En estas condiciones se formó el imperio de los incas. Una de las castas de curacas, con sede en el Cusco, logró organizar ventajosamente su economía con una agricultura bien asentada en la cuenca del Vilcanota-Urubam- ba y una rica ganadería y agricultura de altura en las cordilleras. Todo eso, combinado con un fácil acceso a las
 [ 28 ] LUIS GUILLERMO LUMBRERAS


























































































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