Page 18 - Perú indígena y virreinal
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  una condición humana, a tal grado que en regiones de gran aridez como Ayacucho, los huarpa habían converti- do cerros inermes apenas humedecidos por la lluvia en verdaderos huertos colgantes, utilizando al máximo no ya el agua de los ríos o los manantiales, sino la poca existente en los meses lluviosos de enero a marzo, con meca- nismos de captación, represamiento y distribución si bien muy ingeniosos y útiles, onerosos, en términos de la necesidad de fuerza de trabajo a ser invertida.
En estas condiciones, precisamente en Ayacucho, creció incontenible la ciudad de Wari. En pocos años, entre los siglos IV y V formularon un esquema económico y político propio que se basó obviamente en la explo- tación de las materias primas regionales (especialmente para la industria textil y la alfarería) y en la existencia de un importante cordón agrícola de gran potencia productiva en los valles de Huanta, San Miguel y Pampas. Los wari fueron poderosos señores que, con un ejército organizado, comenzaron a conquistar a los pueblos vecinos y luego a otros, hasta conformar un gran Estado imperial que sometió a los habitantes del Perú desde Lambayeque y Cajamarca por el norte hasta Arequipa y Cusco por el sur. Los wari rompieron con cuanto obs- táculo se opusiera a su demanda de poder, imprimiendo una imagen uniforme a los rasgos previamente regio- nalizados. Sus dioses, de antiguo origen ayacuchano, nasquense y tiwanakense, ocuparon los altares de todo el Perú y su imagen figuraba en tejidos muy finos y vajilla muy delicada, desplazando a los dioses locales o regio- nales que les cedieron su lugar. El parecido de algunos de sus iconos con los de Tiwanaku, hizo pensar a algu- nos arqueólogos que todo esto era producto de la expansión altiplánica, pero ahora se sabe que Wari y Tiwa- naku, además de ser contemporáneos, constituyeron dos procesos de ámbito y condición diferente, con un límite territorial muy preciso que casi no se atrevían a alterar. La frontera cruzaba por Sicuani, al sur del Cusco, y el valle de Sihuas y el Colca al norte de Arequipa.
Wari no era un Estado que cumplía una función de desarrollo agrícola notable, aun cuando en todas par- tes con su llegada se advierte un incremento de canales de riego y obras hidráulicas; Wari era un Estado con un patrón urbano de vida, con énfasis en la producción manufacturera.
Los wari dispersaron e impusieron un patrón de vida urbana en su área de influencia, lo que permite encontrar centros de vivienda y/o administración de tipo wari desde Cajamarca hasta el Cusco, además de sus- tanciales modificaciones en la organización urbana de pueblos tan desarrollados como los de Moche, inclu- yendo la producción masificada de los tejidos y la cerámica, además de una intensa actividad de intercambios de larga distancia de bienes de lujo de pedrería, orfebrería, maderas finas y otros.
Todo indica que el carácter del proceso generado por Wari en el Perú era muy similar al que años des- pués impusieron los incas. Inició la extensa red de caminos del Chinchaysuyo (desde Ayacucho hasta Cajamar- ca), por el norte y Pachacamac y Nasca por el oeste, con extensión hacia el Cuntisuyo incaico (desde Ayacucho hasta el Colca) y el Cusco (desde Ayacucho hasta Raqchi en el Vilcanota) al sur, con evidencia de su presencia en el oriente, más allá del río Apurímac. Estableció un régimen de grandes conglomerados de depósitos en los territorios dependientes (como las qollqas de Pikillaqta en el Cusco o las de Viracochapampa en Huamachuco). Todo eso estuvo acompañado del uso de técnicas de producción en serie, de la implantación de artefactos de arcilla y madera para uso doméstico y, de modo notable, el uso del sistema de registro que se conoce como qui- pu o kipu, hecho con cuerdas y nudos, que más tarde desarrollaron también los incas del Cusco.
Wari sometió al Chinchaysuyo entre finales del siglo V y los albores del X, es decir durante casi cuatro siglos. Ese fue tiempo suficiente para lograr una cierta homogeneización de los patrones de vida peruanos a partir del modelo wari; por eso, desde entonces, se inició una nueva etapa en la historia peruana, dominada por
 Fig. 3 Vista general de la ciudad wari de Pikillaqta, al sur del Cusco
 EL PERÚ PREHISPÁNICO [ 25 ]



























































































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