Page 17 - Perú indígena y virreinal
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Los centros urbanos así organizados competían en la tarea de producir mejores y más sofisticadas telas, más y más bellos adornos o una vajilla selecta. Disponían de recursos suficientes para mantener extensas cua- drillas de hábiles orfebres, tejedores o alfareros, que pudieran producir costosas telas como las de Paracas (en los comienzos de Nasca), que de acuerdo a cálculos modernos debían demandar varios meses de hábiles manos para la confección de cada pieza. Ni qué decir del esfuerzo y magnitud de la mano de obra necesaria para la erección de los inmensos edificios que servían para el culto o la vivienda en lugares como Moche (Hua- ca del Sol y de la Luna), Pacatnamú o Pañamarca en la costa norte, Pachacamac o Maranga en Lima, Kawachi en Nasca y tantos otros dispersos en el Perú de aquel tiempo.
Comentario aparte merece el desarrollo del Titicaca. Esta región no tuvo el impacto de Chavín como las otras, y sus fases formativas tuvieron otras fuentes, como aquella de Qaluyu y Marcavalle que abarcaba desde el Cusco hasta el Desaguadero, desembocando en una fase que ahora se conoce con el nombre de Pucara, don- de se instalaron enormes centros ceremoniales, tan importantes y complejos como los de Moche o Nasca. Varios arqueólogos sugieren que tal proceso fue sustentado por un intenso tráfico de manufacturas altiplánicas, en conexión con la costa. En realidad, esto sólo es parte de un notable dominio sobre el altiplano, tanto en el campo agrícola como ganadero. La riqueza agropecuaria y lacustre de la zona —que aun hoy es una de las más pobladas del Perú y Bolivia— y la especial riqueza de materias primas para la metalurgia, el tejido y la produc- ción de objetos para el culto o el adorno (piedras semipreciosas especialmente), estuvo acompañada de un alto nivel tecnológico ligado al riego, con múltiples estrategias productivas y la creación de una infraestructura agra- ria muy variada, que incluye el uso de andenes, «camellones» y «cochas», aparte de diversos sistemas de rie- go. Los camellones son una forma de riego por inundación y las «cochas» formas de protección de las heladas de la altura. De allí surgió una potencia económica y social que se conoce con el nombre de Tiwanaku.
Ciertamente, las manifestaciones regionales tienen su expresión más definida en los estilos artísticos que se expresan en todos los materiales. Se crearon obras de arte muy diferenciadas, que tuvieron su expresión más conocida en la cerámica y los tejidos, con una iconografía propia aun cuando se aprecian temas comunes. La cerámica moche es esencialmente escultórica aunque el diseño plano destaca por su sobriedad y naturalis- mo; la de Nasca es pictórica y se favorece con el uso de muchos colores y una evolución que pasa del estilo naturalista hacia uno explícitamente simbólico. Los estilos de Recuay y Lima tienen una condición intermedia, aun cuando son claramente distinguibles por la preferencia del primero en el uso de la pintura «negativa» y el otro policroma. Tiwanaku, de fuertes rasgos geometrizantes, es también policroma.
Todo indica que los centros urbanos, dominados por los templos y sus sacerdotes, establecieron for- malmente Estados locales de diverso grado de extensión y poder. Progresivamente la tecnología de la guerra fue desplazando a la parafernalia cultista en el trato y sustento del poder. Hacia los siglos III o IV de nuestra era había Estados en pugna, unos centros urbanos contra otros y en la base los campesinos como botín de conquista.
EL IMPERIO WARI
Así las cosas, el siglo VI de nuestra era presentaba un cuadro bélico generalizado, en una suerte de pugna por la adquisición de prestigio y poder por los centros urbanos. El desarrollo tecnológico había elevado la producción a niveles jamás imaginados: los valles estaban cruzados por complejas redes de irrigación; las zonas que antes eran desérticas fueron asimiladas a la agricultura mediante la utilización del riego artificial; se construyeron cana- les que unían unos valles con otros, entre otros dominios. Se había, pues, sometido al duro territorio peruano a
[ 24 ] LUIS GUILLERMO LUMBRERAS