Page 113 - Perú indígena y virreinal
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 de manifiesto en un memorial de los indios residentes en Lima dirigido a Alberto Chosojo —procurador gene- ral de los Naturales de este Reino—, en 1779, donde le informan de los robos y maltratos a los que son some- tidos los indios por los negros que salen el día de la festividad de Cuasimodo, vestidos con máscaras, hacien- do el papel de demonios y que, al danzar por calles y plazas, aprovechan para acometer fechorías que, aunque no son desconocidas por los alcaldes ordinarios, sin embargo, no han podido ser controladas por el gran núme- ro de negros que salen de todas las parroquias. Chosojo, fue un personaje muy importante, del cual hemos podido apreciar un retrato en el convento de Nuestra Señora de Copacabana, Lima, en cuya leyenda se lee: «Alberto Chosop, protector de naturales, hijo de Ignacio Chosop y de Melchora Chafo, natural del pueblo de Lambayeque». A él le piden los indios en este memorial que se notifique a los mayordomos de las parroquias de Santa Ana, San Marcelo, San Sebastián, San Lorenzo, a la catedral y a la viceparroquia de los Huérfanos, ade- más de a los alcaldes ordinarios de la ciudad, que se prohíba la salida de estos negros demonios con máscaras en la procesión del domingo de Cuasimodo, en los días de las festividades al Santísimo Sacramento.
Habida cuenta de lo expuesto, mediante decreto del 26 de marzo de 1779, Chosojo determinó que los mayor- domos de las parroquias controlaran a los negros durante la procesión de Cuasimodo y que al final de ella los des- pojaran de sus disfraces, y decretó pena de cien azotes en la Plaza Mayor a los que continuasen con los desmanes. A pesar de todo lo actuado hay documentos de 1785 donde se denuncian que estas mismas prácticas continúan.
Entre las fiestas del siglo XVIII realizadas en Lima, destacaremos las que tuvieron lugar por la coronación de los reyes de España, exequias y celebraciones por la inauguración de monumentos religiosos; muestras sufi- cientes para hacernos una idea de la magnitud de estas expresiones culturales.
PROCLAMACIONES DE REYES EN EL SIGLO XVIII
A las fiestas del siglo anterior, tales como las realizadas por la proclamación de los reyes de la dinastía de los Habsburgo, Felipe IV, en 1622, y Carlos II, en 1666, se sumarán las celebradas por los reyes de la dinastía bor- bónica, Felipe V, en 1701 y la de su hijo Luis I, en 1725; esta última la hemos seleccionado como una muestra de las fiestas del siglo XVIII en Lima.
La fuente principal para el estudio de la fiesta por la proclamación del rey Luis I la encontramos en el libro de Jerónimo Fernández de Castro, editado en Lima en 1725, en el que con lujo de detalles la describe y nos transporta a ese ambiente donde se mezcla el protocolo con la ostentación de la nobleza limeña, el manifiesto erudito de una cultura humanista, de exageradas lisonjas en la pluma, con el espíritu lúdico del pueblo partíci- pe de las máscaras y juegos callejeros. La fiesta iniciada el 2 de diciembre de 1725 con repique de campanas y fuegos artificiales se continuó al día siguiente con la misa de acción de gracias en la catedral, oficiada por el arzobispo Morcillo, ante la presencia del virrey, José de Armendáriz, y de todas las autoridades del poder políti- co y religioso. Después del saludo protocolar al virrey en el palacio, en horas de la tarde se inició el desfile acom- pañando al pendón real para el que vestían todos con sus mejores galas. Eran fechas en que la nobleza limeña aprovechaba para hacer ostentación de riqueza y de poder ante sus congéneres y ante el pueblo. Una clara muestra se aprecia al paso del recorrido del cortejo por la Casa de la Moneda donde el conde de San Juan de Lurigancho, tesorero perpetuo de esta real casa, mandó levantar un suntuoso arco corintio sobre gruesas barras de plata, a la manera de los triunfales romanos, de tres vanos, el central de mayor tamaño sobre el que se colo- có el retrato del rey Luis I bajo cortinajes y corona, en ambas fachadas; los arcos laterales, para el paso del pue- blo, más pequeños, fueron adornados con dos figuras alegóricas de España y Francia de cuyas manos salían
 [ 120 ] RICARDO ESTABRIDIS CÁRDENAS




























































































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