Page 29 - Escritura experimental en España, 1963-1983
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Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983Experimentación y formalismo en EspañaEn España no solo no habían quedado artistas vanguardistas que pu- dieran ejercer de maestros ante las jóvenes generaciones, sino que la situación política agravaba la práctica de cualquier forma de expresiónque pudiera resultar sospechosa a la absurda censura de la Dictadura. Cualquier arte que se pudiera cali car de vanguardista, como el expresionismo, el surrealismo o la abstracción, y algunos artistas, como Picasso o los constructivistas rusos, fueron identi cados por la o - cialidad del Régimen con el comunismo o el antifranquismo, por lo que fueron desterrados de las instituciones o ciales, es decir, de las universidades y los museos. El poder no podía tolerar la existencia de ningún movimiento artístico que mantuviera algún tipo de relación con el surrealismo, ya que André Breton, en el Segundo Mani esto del Surrealismo había escrito cosas como: «Todos los medios deben ser buenos para destruir las ideas de fami- lia, patria, religión».38 Al contrario de lo que pasó en Alemania con el Entartete Kunst, en España no existió ninguna orden ministerial que prohibiera las manifestaciones artísticas de vanguardia, el mecanismo de exclusión era más sutil, sencillamente el catedrático o el director de museo, persona que había sido agraciada por el Régimen con el cargo que ocu- paba, no iban a poner en riesgo su posición por algún malentendido con la censura.Pero no todos los enemigos de las vanguardias y del experimentalismo estaban situados en la retaguardia, como Fernando Millán ha señalado:Muchos poetas visuales nunca han interiorizado los planteamientos experimentales, ya sea por su incapacidad para salir de las formas simbólicas del pensamiento o por conser- vadurismo, y sólo han practicado las distintas formas de la poesía visual de forma imitativa.39Si la dictadura de Franco había considerado a las formas vanguardistas del arte como un vehículo del contubernio judeo-masónico, muchos artistas y escritores hicieron de su arte un arma para luchar contra el Régimen. Ser luchador antifranquista era un valor que en los círculos culturales llamados progresistas se anteponía a las cualidades estéticas del artista. En este contexto, expresado aquí esquemáticamente, cualquier manifestación artística que no llevara detrás una carga política o un sesgo de denuncia social era cali - cada de formalista, cali cativo tomado por extensión de la crítica llamada formalista que se centra en el análisis de las técnicas, aislando la obra de su contexto social o histórico.Valeriano Bozal, re riéndose a las acciones del grupo Zaj ha escrito:La Dictadura actuó como una lente a través de la cual todo se veía deformado —y todo se veía, necesariamente, a través de ella—: el informalismo, el realismo, la narración  gurativa, las actividades de Hidalgo, Marchetti, Marco, Barce, etc. La capacidad de los ar- tistas se puso a prueba en esa atmósfera irrespirable: con tal escasez de oxígeno, supieron re- chazarla y desbordarla. No se pusieron al margen, como si no existiera, no se exiliaron, bien38. André breton: «Segundo Mani esto del Surrealismo (1930)», en —: Mani estos del surrealismo, 20012, p. 89.39. Fernando millán: «Utopía, trasgresión, neovanguardia y radicalismo. La poesía experimental en el Estado español», en vv. aa.: Escrito está. Poesía experimental en España [cat. exp.], 2009, p. 14.33


































































































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