Page 27 - Escritura experimental en España, 1963-1983
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Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983Arnold Schönberg. La feliz relación de amistad entre Kandinsky y Schönberg no fue, desde luego, casual, como lo con rma la correspondencia entre ambos que se ha conservado.27 Pero estas rupturas con la tradición, que contadas así, esquemáticamente, parecen tan lógicas como sencillas, no fue posible conseguirlas en otras artes, como la esculturao la literatura, en las que los códigos eran mucho más antiguos y estaban más enraizados. Las convenciones culturales sobre el habla y la escritura, con sus consolidadas formas sin- tácticas y sus acendradas reglas gramaticales no pasaron en las vanguardias de una mera liberalización del verso, en el simbolismo y el futurismo, y de un automatismo psíquico en la escritura surrealista. Es, por tanto, cierta la di cultad que encuentra José Luis Castillejo para poder formular una «escritura moderna».28 Proust, Joyce, Gertrude Stein, Cummings e incluso Faulkner lo intentaron de diferentes maneras, generando interesantes juegos se- mánticos y discursivos, pero no lograron prescindir de la narración, como la pintura había conseguido al separarse de las imágenes o la música al renunciar a la melodía.El «propósito experimental», tal como lo denominó Jorge Oteiza,29 surgió a la vez que se iban descubriendo cuáles eran el sentido y el signi cado de las vanguardias, qué habían sido y qué pretendían realmente esos movimientos que ocultados o censurados por la cultura o cial y que, en buena medida, eran solo conocidos en España a través de referencias escasas y fragmentarias, ya que ni la editoriales publicaban las obras literarias de los teóricos y los artistas de las vanguardias,30 ni los museos poseían obras signi cati- vas de ellos, ni entonces se producían exposiciones sobre esos movimientos y artistas.31 Más traumático y lento fue el acceso a los textos de las vanguardias, es decir al verdadero mundo de las ideas. Recordemos que hasta, aproximadamente, 1970 no se empezaron a editar en España los primeros textos de los artistas vanguardistas,32 mientras que las expo- siciones monográ cas sobre ellos se empezaron a ver aún más tarde, gracias a la iniciativa de la Fundación Juan March, que inauguró su sede en Madrid en 1975 con una exposición de Oskar Kokoschka.33 En dicha Fundación la primera exposición dedicada a un artista27. Véase Jelena hahl-Koch, Hartmut zelinsKy (eds.): Arnold Schoenberg-Wassily Kandinsky. Cartas, cuadros y documentos de un encuentro extraordinario, Madrid, 1987.28. Véase José Luis castillejo: Ensayos sobre arte y escritura, 2013.29. El término experimental no es nuevo en el arte pero fue utilizado conscientemente por Jorge Oteiza hacia 1955 para referirse a sus trabajos escultóricos basados en el constructivismo, denominando con el título Propósito Experimental al con- junto de obras con que se presentó en la Bienal de São Paulo, de 1957. Un texto programático con ese título se publicó en el catálogo personal de Oteiza en la Bienal de São Paulo.30. Los escasos textos que se conocieron de los movimientos de vanguardia y de su literatura y poesía en español se los debemos fundamentalmente a editoriales argentinas y mexicanas, cuya distribución en España fue muy restringida.31. Mantengo un vivo recuerdo de una conversación mantenida con Andreu Alfaro en la que él me relató la sorpresa y la emoción que sintió la primera vez que vio un cuadro de Piet Mondrian. Eso sucedió con motivo de su primer viaje fuera de España, cuando en 1958 visitó junto con unos compañeros la Exposición Internacional de Bruselas.32. Véase a modo de ejemplos sin ánimo de exhaustividad: Fernand léger: Funciones de la pintura, 1969; vv. aa.: La Bauhaus, 1971; vv. aa.: Constructivismo, 1972; KandinsKy: Punto y línea sobre el plano, 1971; KandinsKy: De lo espiritual en el arte, 1973; Piet mondrian: Realidad natural y realidad abstracta, 1973; K. malevich: El nuevo realismo plástico, 1975. Mientras que la primera antología apareció en 1979: Ángel gonzález garcía, Francisco calvo serraller y Simón marchán Fiz (eds.): Escritos de arte de vanguardia 1900/1945, 1979.33. La primera vez que, desde los años treinta, se volvió a ver en España una exposición de obras de Picasso fue en 1960, en la Galería Joan Gaspar de Barcelona. En Madrid no se vio hasta 1967, cuando la Galería Theo expuso la colección del popular torero Luis Miguel Dominguín, amigo tanto del artista como del general Franco, con quien cazaba. Animados por no haber sufrido contratiempos con la censura, los gestores de esta galería repitieron exposición de Picasso en 1971, mostrando veinticuatro litografías de la Suite Vollard, pero el 5 de noviembre de ese año la pequeña galería fue invadida por un comando de los Guerrilleros de Cristo Rey que destruyó algunas obras derramando ácido corrosivo sobre ellas.31


































































































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