Page 28 - Escritura experimental en España, 1963-1983
P. 28

Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983seminal de la experimentación como fue Kurt Schwitters no tuvo lugar hasta 1982, el mismo año en que se vieron las primeras exposiciones monográ cas sobre Mondrian y de los Delaunay.El propio Simón Marchán Fiz, introductor de los nuevos comportamientos en el arte, con esa cómo en la ciudad alemana de Colonia «descubrí las vanguardias con- temporáneas y las históricas al mismo tiempo, eso fue en los años 1965 y 1966».34 Más lentamente y de manera menos ordenada y posibilista que lo pudo hacer Simón Marchán en Colonia lo fueron haciendo los artistas y el resto del público españoles.35 Por tanto, la experimentación artística durante este período se va realizando a la vez que se va descu- briendo qué fueron realmente las vanguardias y cuál era el signi cado profundo de sus obras, más allá del conocimiento de las formas y apariencias que surgen de la contempla- ción de fotografías aparecidas en revistas.En Europa, la Segunda Guerra Mundial también supuso una ruptura traumática con el legado de las vanguardias ya que, como es bien conocido, muchos artistas emigraron o fallecieron dejando sin maestros a la generación que surgió en la posguerra. Los que se fueron a los Estados Unidos pudieron desarrollar allí el espíritu de las vanguardias europeas que dio origen a una segunda vanguardia: el expresionismo abstracto y los neodadaísmos, de tal manera que en Estados Unidos, de manera diferente a como sucedió en España, se solaparon también dos fenómenos, el conocimiento de las vanguardias europeas, al que ac- cedieron de forma directa por medio de sus protagonistas: Duchamp, Breton, Dalí, Buñuel, Mondrian, Mies van der Rohe, Moholy-Nagy, Albers, Schönberg, Bela Bartok, Thomas Mann, que se habían refugiado allí, y el nacimiento, como consecuencia de la aplicación del espíritu vanguardista, de un nuevo arte experimental. Un caso paradigmático lo en- contramos en la relación de John Cage con Arnold Schönberg y, sobre todo, con Marcel Duchamp.En buena medida el reconocimiento que alcanzó Duchamp en los años sesenta no se debió a sus ready made, que el propio autor había perdido por los avatares de su vida,36 sino al papel seminal que ejerció sobre artistas jóvenes, como John Cage, Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Merce Cunningham y todo el elenco de seguidores de estos, desde Robert Morris y Walter de Maria hasta los componentes del grupo Fluxus disemi- nados por Europa.37 Un asunto interesante es que los artistas norteamericanos no imitaron las apariencias formales de las vanguardias europeas, sino que, muy pragmáticamente, las adaptaron a sus necesidades, haciéndolas pasar por creaciones propias.34. Simón marchán Fiz: «Extractos de la entrevista realizada por Darío Corbeira y Marcelo Expósito», Desacuerdos sobre arte política y esfera pública en el Estado español, n.o 1, junio de 2004, p. 140.35. En las mismas salas en las que en 1982 la Fundación Juan March había expuesto la obra de Mondrian, los Delaunay y Schwitters, se había mostrado previamente la obra de De Kooning (1979) y de Robert Motherwell (1980), lo que ilustra la manera entreverada en que se fue formando en España una cultura social sobre la modernidad.36. Los ready made de Duchamp que se pueden ver en diferentes museos son replicas realizadas después de 1951, como la Rueda de bicicleta del moma de Nueva York. En 1964 Arturo Schwarz, marchante de Duchamp en Milán, produjo ediciones de ocho ejemplares de la mayoría de ellos por encargo del artista.37. Véase el catálogo de la exposición: ±1961. La expansión de las artes, 2013. 32


































































































   26   27   28   29   30