Page 131 - Escritura experimental en España, 1963-1983
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Escritura ExpErimEntal En España, 1963-1983margen no solo de los mecanismos del mercado, sino de los grupos organizados, con los que no se identi caron, negándoles a veces su colaboración.En cualquier caso, estas particularidades son literalmente idénticas en todos los países y en todos los movimientos artísticos, por lo que no es necesario hacer mayor hin- capié en ello, sin embargo hay un asunto que resulta particularmente doloroso y es la es- casa, por no decir nula, presencia de estos creadores en la escena internacional. Quitando algún eco del grupo Zaj, relacionado con la actividad de Fluxus, y de José Luis Castillejo, que logró distribuir The Book of i’s en diferentes países, el resto de la actividad desarro- llada en España y narrada sucintamente en estas páginas, ha permanecido absolutamente desconocida.Radicalidad, una seña de identidadAL concluir este ensayo es necesario, tal vez, destilar alguna caracte- rística común a toda esta actividad experimentadora. Desde mi punto de vista esa característica tiene un nombre: radicalidad. Frente al es-teticismo de la poesía concreta, del hierático clasicismo del minimal art y de la iconoclas- tia del arte conceptual, la experimentación en España tuvo una componente particularmen- te radical. En el español coloquial el término ‘radical’ hace referencia a las raíces y sirve para indicar lo que se relaciona con el origen, la causa, la base o el soporte de cualquiercosa. Como adjetivo tiene el sentido de ‘tajante y extremado’, y se aplica a aquello que no admite términos medios. Llegar a las raíces supone realizar una excavación y desmontar un modelo.Tal vez la situación política de la España de los años sesenta, con su represión y falta de libertades personales, unido a un conocimiento poco preciso de los movimientos de vanguardia, como el futurismo o dadá, que se interpretaron como vehículos de libe- ración, condujo a servirse de la creación artística de manera radical. Más concretamente: la experimentación en la década de los años sesenta cobró sesgos de radicalidad trans- gresora sin que, en muchos casos, esa postura llegase a tener un sentido político o social mani esto. Sin duda la existencia previa de una poesía social-realista y de lo que se llamó un «arte comprometido», como fue el realizado por los grabadores del grupo Estampa Popular,332 donde la alegoría dejó paso a la reivindicación expresa, había alertado sobre los peligros de que la poesía y el arte adquiriesen un carácter instrumental y se convirtie- ran en pan eto.Una obra como The Book of i’s, de José Luis Castillejo, es un buen ejemplo de ese tipo de radicalidad que se aleja de cualquier actitud expresamente vindicativa. La letra i se yergue en la página contra la nada, no alude a ninguna situación, acto o lugar concretos, parece haber quedado muda en su abstracción, pero el propio silencio, como John Cage había enseñado, podía ser utilizado como un potente recurso expresivo. La radicalidad tanto de la i, en el centro de la página, como de las páginas que han quedado en blanco, producen en el lector un golpe de efecto.332. Véase Javier maderuelo: Sucinta historia del Arte Contemporáneo europeo, ob. cit., pp. 141-151. 135


































































































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