Page 59 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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JSEA. Esta se vincula, por un lado, a la actuación del Institut d’Estudis Catalans, creado en 1907 en el marco de la Diputación Provincial de Barcelona, con una Sec- ció Històrico-Arqueològica desde 1911, y un Servei d’In- vestigacions Arqueològiques des de 1905 a cuyo frente estuvo Pere Bosch Gimpera, a su vez catedrático de Historia Antigua y Media Universal de la Universidad de Barcelona, como ya hemos mencionado.
La labor arqueológica del Institut d’Estudis Cata- lans no fue en modo alguno despreciable: desde 1907 el Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans da noticias pun- tuales de las abundantes iniciativas arqueológicas de la institución (especialmente en la arqueología ibérica del Bajo Aragón), aunando los esfuerzos de la generación anterior (M. Cazurro, Ll. M. Vidal), con la de jóvenes au- todidactas (J. Colominas, A. Durán i Sampere, M. Palla- rés) y las primeras promociones de formación universi- taria (Ll. Pericot, A. del Castillo, los hermanos Serra- Ràfols) (Gracia y Cortadella 2007). En la arqueo- logía clásica catalana de este período destacan los traba- jos realizados por el eminente arquitecto y político José Puig i Cadafalch (1867-1956), quien desde 1908, a través de la Junta de Museos de Barcelona, impulsó el inicio de las excavaciones de Ampurias. En octubre de 1909 se en- contró la estatua en mármol del dios Esculapio, conside- rado entonces una obra del siglo IV a.C., y en diciembre del mismo año la de Artemisa-Afrodita. Las dos contro- vertidas esculturas fueron tomadas como pruebas pal- pables de la herencia helénica de Cataluña. Pero la cul- minación de la obra de Puig como arqueólogo clásico fue sin duda L’arquitectura romana a Catalunya (1934), sín- tesis de tres decenios de estudios que desbordaba los lí- mites del simple catálogo de materiales para estudiar la arqueología y la arquitectura romana provincial en su entorno social (Cortadella 2016).
En el País Vasco se creó la Sociedad de Estudios Vascos/Eusko Ikaskuntza ( 1918 ), dedicada especial- mente a promover y financiar prospecciones y campa- ñas metódicas de excavaciones en yacimientos con cronologías del Paleolítico Inferior en la Edad del Bronce, con especial incidencia en el Paleolítico Supe- rior y en la etapa dolménica, y a difundir sus resultados mediante monografías específicas en las que colabo- ran José Miguel de Barandiarán (1889-1991), Telesforo Aranzadi (1860-1945) y Enrique de Eguren (1888-1944).
En Galicia, los trabajos de catalogación y excava- ción de yacimientos arqueológicos tuvieron el respaldo institucional de la Real Academia Galega (1905), de la Sociedad Arqueológica de Pontevedra (1894) y en espe- cial del Seminario de Estudos Galegos (1923), en cuyos Arquivos do Seminario de Estudos Galegos publicaron sus trabajos Florentino López Cuevillas (1886-1958) y Fermín Bouza Brey (1901-1973), entre otros.
En general, en el marco teórico, durante este pe- ríodo la arqueología prehistórica española dejó de
lado la obsesión por los catálogos, propios del positi- vismo decimonónico, para abrazar los métodos del nuevo paradigma impuesto por la escuela históri- co-cultural, cuyo principio fundamental consistía en rastrear el origen y la difusión de los grupos humanos a través de su cultura material. El hombre fósil ( 1916 ) de Obermaier junto con la Etnologia de la Península Ibèrica (1932) de Bosch Gimpera representaron la culminación teórica de esta corriente en la arqueolo- gía española. Entre sus características destaca la im- portante labor de sistematización pero también el ex- cesivo tipologismo y la proliferación de « culturas » particulares en un afán regionalista no justificado, así como el tratamiento bélico de las « influencias » en un claro paralelismo con las conquistas e invasiones de la historia política al uso.
Excavaciones extranjeras en España de los primeros decenios del siglo XX
Las excavaciones extranjeras en España antes de la ley de 1911 no estaban sujetas a ningún control y fueron de- sarrolladas —salvando los casos excepcionales del in- glés Jorge Bonsor (1855-1930), del belga Henri y, sobre todo, de Louis Siret ( 1860-1934 )— por arqueólogos franceses y alemanes. Jorge Bonsor dedicó un impor- tante esfuerzo a la investigación arqueológica de época romana, tanto en las excavaciones de la necrópolis oc- cidental de Carmo ( Carmona, Sevilla ) como en otras necrópolis romanas en la zona de Los Alcores (Maier 1999; Beltrán et al. 2009). El reconocimiento da la estratigrafía y el análisis de los contextos tenían una sólida presencia en estos trabajos más avanzados, se- gún se testimonia, por ejemplo, en la documentación de sus excavaciones de El Gandul entre 1908 y 1911, pero que lamentablemente quedó inédita. Finalmente deri- va hacia el estudio del mundo de la protohistoria de la zona de Los Alcores, analizando el mundo funerario tartesio [fig. 7].
Desde el ámbito alemán sobresale la figura del ar- queólogo Adolf Schulten (1870-1960), de gran impor- tancia para el desarrollo de la arqueología española en aquellos decenios iniciales del siglo XX. Es significativo que, a la par que se estaban desarrollando las excava- ciones dirigidas por Eduardo Saavedra en el sitio de Numancia, el alemán excavó desde 1906 a 1912 en los campamentos romanos de Escipión Emiliano, que ro- deaban la ciudad celtibérica, si bien él había llevado a cabo en 1905 una intervención en el interior de la ciu- dad, como ya hemos mencionado. Además del interés de lo que hoy llamamos arqueología militar por parte de la escuela alemana a raíz de sus extensas investiga- ciones arqueológicas en los campamentos romanos del limes germano desde finales del siglo XIX, el hecho
 La consolidación de la arqueología moderna ( 1912-1960 )
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