Page 55 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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Durante los años anteriores a la Guerra Civil, Obermaier fue una de las figuras centrales de la Prehis- toria española. Antes de la Primera Guerra Mundial ocupaba la cátedra de Geología del Cuaternario en el Institut de Paléontologie Humaine que acababa de fun- dar el príncipe Alberto I de Mónaco en París (1910). Su trabajo en el Institut lo trajo a España, donde, des- de 1911, dirigió las excavaciones en la cueva del Castillo (Cantabria), fundamentales para el establecimiento de la secuencia crono-cultural del Paleolítico europeo. Excavando en este yacimiento, le sorprendió el estalli- do de la Primera Guerra Mundial, viéndose obligado a permanecer en España. Las buenas relaciones que es- tableció con personas muy influyentes (en particular el duque de Alba) le permitieron rehacer su vida profe- sional en España, consiguiendo integrarse en las prin- cipales instituciones científicas y académicas del país (Cañete y Pelayo 2014) [fig. 1].
Antes de esta primera cátedra, algunos catedráti- cos de materias no específicas fueron protagonistas del desarrollo de la arqueología prehistórica, como ocurre en la Universidad de Barcelona con el caso de Pere Bosch Gimpera (1891-1974), catedrático de Historia An- tigua y Media desde 1916 y solo desde 1933 catedrático de Prehistoria e Historia Antigua. Bosch Gimpera ha- bía estudiado derecho y filología clásica en la Universi- dad de Barcelona (1910), pero gracias a una beca de la JAE (1911-1914) se trasladó a Berlín donde entró en con- tacto con la arqueología prehistórica y protohistórica de la mano de Hubert Schmidt y Gustav Kossinna, quienes le formaron en escuela histórico-cultural (Cortadella 2003; Gracia 2011) [fig. 2].
También sabemos que en la Universidad de Sevi- lla el catedrático de la misma titulación, Juan de Mata Carriazo (1899-1989), comenzó a impartir docencia de Prehistoria a partir del año 1928, por su propia forma- ción en el seno de la JAE junto a Gómez-Moreno.
El segundo pilar del regeneracionismo arqueoló- gico fue la creación del Centro de Estudios Históricos, en 1910, en el seno de la Junta de Ampliación de Estu- dios (JAE), conformada a su vez en 1907 bajo el corto gobierno del marqués de la Vega de Armijo y la in- fluencia de los postulados de la Institución Libre de Enseñanza. Fue el sabio granadino Manuel Gó- mez-Moreno Martínez (1870-1970) el responsable de la sección de arqueología, donde impuso un tipo de ar- queología basado en mediciones precisas y fotogra- fías, pero deudor del concepto del patrimonio artísti- co, entendido como signo de identidad española, propio del siglo XIX, que se desarrollará en aquella ins- titución extrauniversitaria junto a la sección de Arte, de la que fue responsable Elías Tormo Monzó (1869- 1957). En 1925 se creó entre ambas secciones la revista Archivo Español de Arte y Arqueología, que se editó con este nombre hasta 1937, y ambas secciones colabo- raron desde 1931 en la elaboración del Fichero de Arte Antiguo. Destacada actividad de la JAE fue la dotación de becas en el extranjero, para dotar a los jóvenes in- vestigadores españoles de una formación adecuada en las principales escuelas europeas.
La arqueología española se benefició de estas be- cas de manera especial, habida cuenta de la ausencia de una actividad arqueológica fuera de nuestro país durante el siglo XIX a la manera de la grandes potencias
La consolidación de la arqueología moderna ( 1912-1960 )
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FIG. 1
Hugo Obermaier con los obreros en la excavación de la Cueva de Monte Castillo en 1914.