Page 47 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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  con ahínco a la tarea de análisis y pros- pección acompañados de jóvenes in- vestigadores como Henri Breuil. Este hecho generó dos procesos de enver- gadura : por un lado, la ávida búsque- da de sitios con arte rupestre, con pro- tagonistas como Hermilio Alcalde del Río, Lorenzo Sierra o Juan Cabré y, por otro, la carrera por hacer el corpus de yacimientos con arte rupestre hispano liderada por Breuil. Sin embargo, cier- tas actitudes y desavenencias entre distintos personajes e instituciones generaron efectos muy negativos para el impulso docente e investiga- dor de la Prehistoria, acompañados de los perniciosos efectos de la I Guerra Mundial.
El punto de inflexión de esos efectos ocurrió en 1915 tras la publica- ción por Juan Cabré y el Marqués de Cerralbo de la monografía Arte rupes- tre en España editada por la Junta para Ampliación de Estudios, pues le habían quitado la primicia, tras una osada y pertinaz acaparación de esa investiga- ción, a Breuil. Este escribió unas demo- ledoras recensiones que supusieron un antes y un después de esos estudios en España, impidiendo un relativamente
FIG. 2
Cartel anunciador de
la Exposición Arte Prehistórico Español, 1921.
normal desenvolvimiento institucional de la disciplina.
El desagravio llegó en 1921 con la exposición titulada Arte Prehistórico Español exhibida en la Biblioteca Na- cional. En ella se mostraron fotos, re- producciones, maquetas y piezas ar- queológicas de los yacimientos con arte rupestre, y un acto específico en recuerdo de Sautuola y Vilanova. La muestra es la primera exposición mun- dial sobre ese impactante tema, y tuvo una más que destacada repercusión cultural, mediática y social [ fig. 2 ].
Desde 1917 la caverna fue acondi- cionada para las visitas, entrando in- gentes cantidades de personas que contribuyeron, junto a los efectos de las explosiones de una cantera próxi- ma, al deterioro de las condiciones am- bientales y físicas de la misma. La pri- mera alarma saltó en 1925 creándose la Junta Protectora de la Cueva de Alta- mira que acometió diferentes accio- nes : levantamiento de un muro en la zona de la Sala de las Pinturas, coloca- ción de una lechada de cemento en el exterior y en las grietas, rebaje del piso de la sala, instalación de luces eléctri- cas, construcción de varias edificacio-
nes anexas y realización de excavacio- nes arqueológicas en el vestíbulo.
Altamira es también inspiración para diferentes miembros y estamentos culturales ( artistas, historiadores del arte...) como, entre otros, lo atestigua la llamada Escuela de Altamira creada en 1949 ; y fue la base para la ejecución de las dos primeras réplicas mundiales de una cueva con arte, según idea de Ernst Piestch, cuya razón de ser no fue la conservación sino la exposición de la primera tecnología química humana. Esas réplicas se inauguraron en 1962 en el Deutsches Museum de Munich y en 1964 en el jardín del Museo Arqueo- lógico Nacional de Madrid [ fig. 3 ].
La segunda alarma saltó ha- cia 1977 debido al manifiesto deterioro de algunas figuras, y comenzó un am- plio proyecto de conservación del arte rupestre que continúa hasta la actuali- dad. Está claro que, aparte de los inexorables procesos naturales, los hu- manos somos los agentes desestabili- zadores más perniciosos, máxime en un bien patrimonial que se comporta como un sistema vivo muy sensible a los cambios. Una buena fórmula para descongestionar la presión sobre estas cuevas es la realización de réplicas exactas como la inaugurada en 2001 de la Sala de las Pinturas de Altamira, sumándose así a las ocho existentes actualmente entre Francia y España.
No cabe duda, pues, que Altami- ra es un buen resumen de lo excelso y lo trágico del ser humano.
FIG. 3
Chiste gráfico « Un cabaret prehistórico en las cuevas de Altamira » de Bagaria, sobre la Exposición de Arte prehistórico de 1921.
 La etapa pionera de la arqueología española ( 1867-1912 )
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