Page 45 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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(Elche, Alicante), la esfinge de Agost (Vinalopó), los bronces de Costitx ( Mallorca ) o la denominada Dama de Elche, que desde ese mismo momento se convertirá en un icono nacional.
En la segunda mitad del XIX comienzan a llegar a España diversos arqueólogos europeos que tendrán un papel destacado en el desarrollo de la arqueología es- pañola. Entre todos ellos destacan Jorge Bonsor y Luis Siret, quienes, sin contar con el apoyo académico de sus países de origen, pero siempre en contacto con los principales investigadores europeos, desarrollaron su investigación en nuestro país, publicando sus trabajos, colaborando e integrándose en las instituciones espa- ñolas, y aplicando las nuevas metodologías arqueológi- cas en sus trabajos de campo (Beltrán 2006).
George Edward Bonsor comenzó sus excavacio- nes en la Necrópolis de Carmona en 1882 (Maier 1999), en unión de los hermanos Fernández López, conti- nuando posteriormente en el Anfiteatro (Bonsor 1887), levantando una importante documentación gráfica de sus trabajos. El Conjunto Arqueológico de Carmona fue inaugurado en mayo de 1885 y se convirtió en el pri- mer yacimiento arqueológico de España abierto al pú- blico [fig. 17].
En relación con los hermanos Siret, Henri y Louis, su actividad arqueológica se inicia en 1881 descubriendo yacimientos como El Argar, Fuente Álamo, La Gerun- dia, Cabezo del Oficio y Gatas. De sus excavaciones salió una voluminosa obra en dos volúmenes, Les premiers âges du metal dans le sudest de l’Espagne (1887), con
magníficos dibujos de Louis Siret [fig. 18]. Esta obra se publicó en castellano tres años más tarde en castellano tras ganar el premio Martorell.
Es el momento en que en Europa se desarrolla una carrera colonial, principalmente entre Francia y Alemania, por establecer nuevos lugares de trabajo, donde obtener piezas arqueológicas que llevar a sus museos nacionales. Entre todos estos destacan los franceses A. Engel y P. Paris, quienes alentados por la figura de León Heuzey, conservador del Departamento de Antigüedades Orientales, intentan buscar nuevas evidencias del arte ibérico. Sus pesquisas se verán re- compensadas con el hallazgo de la Esfinge de Agost (Vi- nalopó) en 1893 y, en especial, con el hallazgo en 1897 de la Dama de Elche [fig. 19] adquirida por Pierre París al Dr. Campello y trasladada al Museo del Louvre (Manso Martín, 1997).
Esta venta provocó una agria disputa entre los in- telectuales españoles del momento, como José Ramón Mélida o Pedro Ibarra, quienes publicaron diversos tra- bajos en revistas y en prensa, llamando la atención so- bre la importancia del hallazgo, así como sobre la esca- sa protección que tenían los bienes arqueológicos en ese momento en nuestro país.
Prueba de ello fueron los trabajos arqueológicos desarrollados en 1898 por Arthur Engel, George Bon- sor y Archer Milton Huntington, junto a Antonio Ma- ría Ariza y Montero-Coracho, en una de las necrópolis de Itálica y en la Colina de San Antonio, y cuyos mate- riales pasaron a engrosar los fondos de la Hispanic
La etapa pionera de la arqueología española ( 1867-1912 )
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