Page 33 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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FIG. 9
Falcata ibérica procedente de la Necrópolis de Los Collados de Almedinilla, ( Córdoba ), conservada en el MAN.
 Descubrió aproximadamente unas 250 tumbas de la necrópolis, en la que documentó tanto inhumacio- nes como incineraciones, destacando, en especial la presencia de los ajuares, compuestos casi por comple- to por armas: falcatas, soliferrum, puñales, lanzas, puntas de flecha, [fig. 9], etc, que fueron destinados al Museo Arqueológico Provincial de Córdoba, siendo una de sus colecciones fundacionales.
En febrero de 1868, Luis Maraver y Alfaro fue nombrado miembro del equipo de trabajo de las exca- vaciones a realizar por la Comisión de Monumentos de Córdoba en la población de Espejo, bajo la supervisión de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fer- nando y de la Historia. El objetivo de los trabajos era ilustrar parte de las campañas de Julio César en la Béti- ca y localizar el lugar donde tuvo lugar la batalla de Munda5.
Estos trabajos vendrían a complementarlos tra- bajos que del Barón Stoffel en las campiñas cordo- besas, reflejo de la política cesarista del gobierno de Napoleón III, que le llevó a visitar los principales esce- narios bélicos de la presencia de Julio César en el mundo mediterráneo, con el objeto de finalizar su His- toria de Jules Cesar (1865-1866).
Luis Maraver realizó una serie de excavaciones en el Cortijo de Casablanca (Espejo, Córdoba) y tras reco- nocer el terreno, ubicó el campus mundensis en una amplia llanura denominada «los llanos de Vanda», en- tre las localidades cordobesas de Espejo —la antigua Ucubi— y Montilla, ambos en la provincia de Córdoba, porque, a su entender, las características de ese lugar encajaban con la descripción de las fuentes antiguas, lo que le llevó a identificar Montilla con Munda (Sa- las 2015). Sin embargo, el surgimiento de discrepancias entre los miembros de la Comisión de Monumentos de
Córdoba y el estallido de la Revolución de Septiembre de 1868 dieron al traste con este proyecto franco-espa- ñol, que quedó inconcluso y los materiales encontrados acabaron dispersados entre el Museo Arqueológico Na- cional y el Museo Arqueológico de Córdoba (Pavón 1995).
En 1868, bajo la dirección de José Amador de los Ríos, académico de la Historia y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, se comienza con una política de acrecentamiento de los fondos del Museo, con la llega- da de piezas procedentes de la Real Academia de Bellas Artes y de las Comisiones Provinciales de Monumen- tos, lo que provocará una remodelación del espacio ex- positivo del museo.
En los últimos años del gobierno de Isabel II se dieron los primeros pasos para la elaboración de un Plan General de Excavaciones, hasta entonces inexis- tente y que se venía demandando desde años atrás por parte de las instituciones e intelectuales6. El gobierno solicitó, mediante la Real Orden del 15 de abril de 1868, un informe a la Real Academia de la Historia acerca de la elaboración de un proyecto de Ley sobre Excavacio- nes y Antigüedades y, especialmente, de un Plan Gene- ral de Excavaciones. La institución encargó el 27 de abril de 1868 la redacción de un informe a José Amador de los Ríos, como Presidente de la Comisión de Anti- güedades, documento que fue elaborado y presentado a la propia Academia, para su estudio y aprobación, en la Junta del 8 de mayo de ese mismo año, siendo los fir- mantes de dicho documento Aureliano Fernán- dez-Guerra, Eduardo Saavedra y Moragas y Manuel Oliver Hurtado7.
Pero esta iniciativa no pudo llevarse a cabo por el estallido a finales de septiembre de 1868 de La Gloriosa o La Septembrina, revolución que acabó con el reinado de Isabel II y con sus iniciativas en materia arqueológi-
La etapa pionera de la arqueología española ( 1867-1912 )
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