Page 234 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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232 FERNANDO RODIL
Es decir, si entonces me pagaban tres y ahora me pagaban seis, de todos esos reeditados, me pagaron tres más. Lo arreglamos así y así estuvimos trabajando un año más o menos. Hasta que lo dejé.
R: Y lo deja todo ¿Y qué hace entonces?
Nada. Me fui a Francia.
R: A París.
Sí.
R: ¿Y qué hizo después?
Nada. Es que... Es que ni lo intenté. Tenía entonces unos ahorrillos y, cuando vi aquello, me es- panté. Yo no soy ningún aventurero audaz ni mucho menos. Me decía: «¿Qué vas a hacer aquí?». Intenté vender unos lienzos y no los vendí. La verdad es que yo... Me pasaba con la pintura lo mismo que cuando empecé como dibujante. Yo es que no... Yo tengo que pisar terreno sólido, saber dónde estoy y dónde pongo los pies, y en pintura estoy completamente desorientado. En pintura, si hubiera seguido la pintura clásica, puede que yo hubiera hecho algo. Pero yo veo exposiciones y me quedo... Yo qué sé [ríe].
R: ¿Cuánto tiempo estuvo en Francia, entonces?
Pudiera estar medio año...
R: Y en ese tiempo se gasta los ahorros.
Sí.
R: Vuelve a España y, entonces, ¿qué hace?
Vuelvo a Bruguera. Es que, cuando me marché de Bruguera, el señor González, el director, me dice: «Si vuelve a dibujar tebeos...», y digo: «Si es posible, no dibujaré ni una viñeta más en mi vida». Dice: «Bue- no, si vuelve a dibujarlos —se ve que no tenía confianza en mis éxitos como pintor—, prometa que vol- verá». «Lo mismo me da venir aquí que a otro sitio. Pasaré por aquí». Y cuando se me acabó el dinero...
R: Entonces, ¿qué le ofrecen?