Page 73 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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El último decenio de la trayectoria mendocina está balizado, entre otros hechos, por la obtención de dos premios de distinto significado, pero ambos mayores en sus respectivas categorías, al menos en la escena hispanoha- blante, dicho sea sin ánimo comparativo. Nos referimos al Premio Planeta, que obtuvo en 2010 con Riña de gatos. Madrid 1936, y al Premio Cervantes, que recibió en 2016 como reconocimiento al conjunto de su obra.
Tanto por su exitosa trayectoria como por su vinculación al grupo Pla- neta (al que pertenece Seix Barral, su editorial de toda la vida), Mendoza había sido reiteradamente tentado por los organizadores de este galardón, que con sus 601.000 euros de bolsa es en España el mejor dotado en tér- minos económicos. Pero nunca hallaba el momento adecuado para presen- tarse, partidario, como es, de escribir a su aire, sin fechas de entrega, y poco inclinado a afrontar la exigente tarea promocional que sucede a su logro. No fue pues hasta su edición de 2010 que Mendoza decidió concurrir. Lo hizo con una novela muy apropiada para el concurso, donde coincidían la calidad literaria que le distingue con un potencial comercial conveniente al galardón.
En la obra ganadora, Riña de gatos. Madrid 1936, Mendoza hace revivir la capital española republicana en los días inmediatamente anteriores al es- tallido de la Guerra Civil, reflejando su gran coyuntura intelectual y una agitación política cuya intensidad presagiaba el conflicto. Todo ello, según urde una trama de intriga, con ribetes artísticos, sociales y políticos, servida por un elenco de personajes en el que coinciden jóvenes damas de la aris- tocracia, expertos en arte británicos y el mismísimo fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.
Esta novela tenía sus orígenes remotos en la documentación que se pro- curó Mendoza en sus años neoyorquinos sobre asuntos como los relacio- nados con las distintas facciones políticas en liza, o los relativos a los quintacolumnistas. El autor afirma que se ha escrito en demasía sobre la Guerra Civil, pero creyó hallar en su antesala una atmósfera distinta, un tiempo de agitación histórica, y la posibilidad de recrear ese periodo diná- mico, fluido y marcado todavía por tantas incertidumbres y por unos esce-
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