Page 65 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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atmósfera social, cultural y artística de la Barcelona a caballo entre los siglos XIX y XX, profusamente ilustrada.
Pero quizás la obra de este período que exprese con mayor claridad las dudas, e incluso el desasosiego, que experimentaba Mendoza tras haber en- tregado al público una pieza monumental como La ciudad de los prodigios, sea Una isla inaudita (1989). Por primera vez en su universo de ficción, abandona aquí Mendoza su habitual escenario barcelonés, para situar a su protagonista, un hombre de vida acomodada y previsible que súbitamente se siente fatigado, desorientado e impelido a huir de su circunstancia –como quizás también hubiera querido huir entonces él– en dirección a Venecia, donde se ve rodeado de personajes que parecen vivir en una continua en- soñación. Y, también, de un elenco de santos y figuras procedentes del uni- verso hagiográfico y la historia sagrada en general, sobre el que Mendoza ha leído mucho y por el que siente una irresistible atracción, según atesti- guan a menudo sus textos (incluido el ensayo Las barbas del profeta, que se publicará en breve, coincidiendo con la entrega del Premio Cervantes). Hay en La isla inaudita una atmósfera cargada, en la que la reflexión existencial avanza a trompicones y la voluntad de hurtar el cuerpo al destino se revela, finalmente, vana.
A esta atmósfera sombría le sucedería un cambio de registro copernicano, gracias a la explosión vitalista y desopilante que trajo Sin noticias de Gurb (1990), el título de mayor difusión y más sostenido éxito en la bibliografía de Mendoza. Todo en este trabajo tiene un aire singular. Empezando por su origen, un encargo del diario El País para publicar en sus páginas vera- niegas, durante el mes de agosto, en formato de folletín por entregas –for- mato que volvería a visitar con La visión del archiduque (1992) y El último trayecto de Horacio Dos (2001)–. Siguiendo por su referente genérico, que es un cruce de los cuentos filosóficos del siglo XVIII, a la manera de El in- genuo de Voltaire, y de los relatos de ciencia ficción. No en balde se mate- rializa en la historia de dos marcianos que aterrizan por estos lares, concretamente en el término municipal barcelonés de Cerdanyola, con el propósito de explorar el planeta Tierra y reportar a la superioridad sobre las costumbres de sus habitantes. Uno de esos dos marcianos –Gurb– se
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