Page 44 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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la historia: sabemos que el abogado Claudedeu perdió una mano porque estaba en el Liceo el día que Santiago Salvador arrojó las bombas «Orsini». También el rey Alfonso XIII asiste a una cena en casa de Lepprince. Son ejemplos de legitimización de la ficción a través de referencias históricas.
Del mismo modo que la historia del pistolerismo blanco está inscrito en el destino de la infeliz pareja de Pajarito de Soto, las notas de ambiente en Mendoza reconstruyen la época, derivadas de una verdadera obsesión do- cumental. O, mejor, de una opción estética de raigambre realista. En Una comedia ligera, con la ayuda de materiales audiovisuales, efectúa una re- construcción de la realidad mucho más precisa. Informa con detalle de los locales que ve Prullàs desde la parte posterior de un tranvía: Granjas la Ca- talana, el Términus, o los programas de los cines Fantasio y Savoy. En ese contexto tiene sentido la atención detallista a los cortes de energía eléctrica, la referencia a la abundancia de taxis que funcionan con gasógeno. La ac- titud documental le lleva también a inventariar oficios y personajes con un ágil trazo, como un modo incisivo de recrear el ambiente humano de la ciu- dad. Cuando Prullàs, en Una comedia ligera, se entrevista con el abogado Fontcuberta en el interior de El Oro del Rhin, introduce la escena con una conspicua descripción de ambiente que incluye, en particular, el paisaje humano que puebla el lugar:
Hombres graves y oscuros pontificaban sobre temas banales en largas y adornadas faenas retóricas que remataban con la certera estocada de un dicho sentencioso e irrebatible. Correteaban de mesa en mesa ofreciendo sus servicios tipos pálidos, sinuosos, de hombros escurridos, piel sebosa y mirada turbia, vestidos con sudorosos trajes de rayadillo, zapatos de- formados por el uso, sombreros de paja y cartera. A sí mismos gustaban de llamarse falsamente interventores.
En esta novela no le interesaba tanto enjuiciar una época como descri- birla: «Para conseguirlo, me propuse no relatar situaciones, sino reproducir lenguajes». En efecto el público se conmueve y divierte por los recursos del lenguaje y de construcción o perspectiva empleados para contarlo. Otra declaración de Mendoza nos permite intuir que es el lenguaje su adaptación del efecto fotográfico: «Tengo buena memoria para las cosas que oigo (soy,
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