Page 39 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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En varias ocasiones Mendoza se ha mostrado interesado por la fotografía. En el catálogo de una exposición de Leopoldo Pomés, Barcelona 1957, in- corporó un prólogo que es una larga entrevista con el fotógrafo. Es un vo- lumen singular porque, como le cuenta el fotógrafo a Mendoza, una vez hechas las fotos y presentadas a la editorial, éstas fueron rechazadas por la imagen que proyectaban de Barcelona, puesto que era más triste y oscura de lo esperado. Faltaban jardines, dijo Víctor Seix, uno de los responsables junto a Carlos Barral de la editorial. Las fotografías del libro de Pomés están muy de acorde con la sensibilidad de Mendoza y con el tipo de ciudad que presenta en sus novelas. Recorre la ciudad popular y abrupta del Raval, de Verdún, del Paralelo, sin olvidarse del núcleo esencial de Barcelona, la Ram- bla. Mendoza opinaba que aquellas imágenes, muy distintas del proyecto inicial, eran un libro muy diferente, porque de aquella Barcelona, ya no quedaba prácticamente nada, eran testimonios de un mundo desaparecido, como una invención. Aúna a Pomés y Mendoza su interés por Barcelona. Uno lo hizo en el presente, pero las circunstancias (la no publicación) lo convirtieron en una mirada retrospectiva. Mendoza realiza siempre en sus novelas un recorrido concentrado en el tiempo, pero muy amplio en el es- pacio. Abarca toda la ciudad, del lugar más elegante al más desolado, del rico al pobre, de un momento de esfuerzo a un momento de placer. Un hilo conductor en ambas obras es la mirada: la mirada del artista y la mirada del objeto. A través de la mirada no observan, sino que poseen y son pose- ídos. En sus novelas, Mendoza sabe captar a partir de una fina ironía, con alguna dislate gamberro, la tristeza de la Barcelona de la época en que está ambientada la obra. Ello se filtra en muchos de los personajes retratados, que parecen ausentes, afectados de melancolía.
Pero volvamos a Baroja, ahora con unas palabras de Javier Cercas que le servían para caracterizar una de las novelas más barojianas de Mendoza, Mauricio o las elecciones primarias (2006): «Es una especie de Balzac, refi- nado por Flaubert y con liposucción aplicada de Pío Baroja, un Baroja del siglo XXI. (...) El resultado de todo esto es un retrato sintético y eficaz de la Barcelona, la Cataluña y la España de la década de los ochenta. Pese a la ilusión de prosperidad y despreocupación que da, el país se demuestra
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