Page 38 - Eduardo Mendoza y la ciudad de los prodigios
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un aspecto del estilo literario de Mendoza. La atención al detalle visual, la construcción cinematográfica de muchas escenas. Como sabemos, después del visionado de una película no recordamos toda la película sino unas pocas imágenes clave, las que más no han impresionado, la foto-fija que re- sume todo un film. En el caso de Mendoza hay algunas –pocas– imágenes que sirven para resumir sus novelas.
Pero la novela se construye con palabras. La materia «fotográfica» de las novelas de Mendoza es el lenguaje, la descripción precisa, con atención a de- talles: personajes, situaciones, espacios, momentos históricos, son represen- tados con fidelidad, inspirados vagamente en un motivo inicial real. Como afirma Linda Haverty Rugg, las fotografías «funcionan como metáforas de los procesos de percepción y de memoria» y son «análogos de la memoria». Las fotografías son la materia misma de la memoria y de los tipos de narra- ciones que desencadenan y afectan la memoria. Al mismo tiempo, no pode- mos olvidar que las fotografías, al igual que los recuerdos que representan, nunca son puras sino manipuladas: fotografías y recuerdos, y fotografías como productos e imanes de la memoria, constituyen construcciones artifi- ciales, y por lo tanto lugares de discusión y desacuerdo. El uso de técnicas pictóricas, la perspectiva y el detalle, en la narrativa del siglo XIX, o simple- mente su dependencia de una gran cantidad de descripción visual, sirvió para crear, ampliar, revisar y/o actualizar la realidad compartida por los lectores de la época. En cuanto a novelas más contemporáneas, incluyendo muchos de los experimentos literarios de la década de 1970 en España, las técnicas básicas de realistas son todavía presentes en muchos casos, aunque en general no hay tanta descripción de conjunto, y hay, un comentario más sofisticado a varios niveles, culturales y estéticos, con el narrador o la voz narrativa de- dicada a la especulación metaficcional sobre lo que hay «debajo» o «detrás» de los objetos, lugares y personas.
La escritura de Eduardo Mendoza tiene una rara habilidad para captar detalles de la realidad, pretérita o presente, y aplicarles un aparato retórico descriptivo casi fotográfico. Destacan en muchos de sus libros momentos icónicos, imágenes, escenas que no tienen nada que envidiar de las fotos vintage que ahora se han puesto tan de moda.
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