Page 63 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado

ESPAÑA Y LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS 61
del mal gobierno y del buen gobierno, sino que contienen comentarios elogiosos de los angloamericanos, con un significativo matiz comparativo, lo que sugiere la crítica implícita al sistema colonial español en cuestiones relacionadas con la autonomía política, los tribunales de justicia, el modelo económico, el régimen fiscal, las condi- ciones laborales, el crecimiento demográfico, y la libertad de conciencia, entre otros temas6. Por otro lado, y puestos a pensar en esta publicación como un ejercicio propa- gandístico a favor de la república norteamericana y de la intervención bélica española en su ayuda, también cabría pensar en la posibilidad de que la promoviera el gobierno francés, cuyos dirigentes por aquel entonces eran los que más interés tenían en que España uniera sus fuerzas a las franco-americanas para derrotar a Gran Bretaña.
Muchos historiadores sitúan el comienzo del movimiento anglonorteamerica- no hacia la independencia en la guerra mundial de 1756-1763. En parte para hacer frente a las enormes deudas generadas por esa contienda, los gobiernos de Carlos III y Jorge III emprendieron reformas en sus estructuras imperiales para resolver proble- mas de administración y defensa acentuados por la guerra o creados por los recientes ajustes territoriales. El gobierno español continuó el proceso iniciado bajo los prime- ros monarcas borbones para racionalizar y modernizar las estructuras administrativas, económicas y militares de la vasta y compleja monarquía hispánica, pero actuando con una mezcla de prudente determinación y hábil experimentación7. En cambio, las innovaciones planteadas por el gobierno de Londres acabaron provocando en trece de sus colonias norteamericanas una fuerte resistencia, que el gobierno metropolita- no no acertó a encauzar hacia una vía de solución, hasta que las disputas desembo- caron en una rebelión en toda regla.
Por otra parte, el Tratado de Paz de 1763 había efectuado cambios drásticos en la geopolítica americana. La derrota de las potencias borbónicas cobró un precio muy alto. El gobierno español se vio forzado a ceder las Floridas a Gran Bretaña para poder recuperar las plazas de La Habana y Manila, que habían caído ante las fuerzas britá- nicas durante aquella guerra. El gobierno francés, a su vez, no pudo evitar la pérdida de sus posesiones territoriales en Norteamérica, teniendo que cederlas a Gran Breta- ña; aunque no sin antes haber traspasado a España la parte occidental de la Luisiana junto con Nueva Orleans, de modo que el río Mississippi se convirtió en la nueva frontera hispano-británica en ese continente. A partir de ese momento, la posesión británica de las Floridas comprometía seriamente la seguridad y el comercio espa- ñoles en el Caribe. Al mismo tiempo, comenzó una incontenible migración de colo- nos anglonorteamericanos hacia los territorios occidentales, recientemente liberados del dominio francés. La atracción no fue únicamente la abundancia de tierras fértiles sino el hecho de que Gran Bretaña hubiera adquirido en 1763 el derecho de libre navegación en el río Mississippi, lo que ofrecía a sus colonos y especuladores la pers- pectiva de poder desarrollar un lucrativo comercio de exportación de los productos
6. Véase HilTON, Sylvia L. “‘Un pueblo que aumentará a pérdida de vista”: tempranas impresiones españolas sobre los Estados Unidos” en GARRiguES LÓPEZ-CHiCHERi, Eduardo (coordinador). Norteamérica a finales del siglo XVIII: España y los Estados Unidos. Madrid: Marcial Pons : Fundación Consejo España-Estados Unidos, 2008, pp. 241-264.
7. La historiografía sobre este tema es muy abundante pero veáse PAQuETTE, Gabriel. Enlightenment, Governance and Reform in
Spain and Its Empire, 1759-1808. Basingstoke: Palgrave-Macmillan, 2008. KuETHE, Allan J.; Kenneth J. ANDRiEN. The Spanish Atlantic World in the Eighteenth Century. War and the Bourbon Reforms, 1713-1796. Cambridge: Cambridge University Press, 2014.