Page 150 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 7. SiMÓN CAlERO, Julián. “La mecánica de los fluidos en Jorge Juan”. Asclepio (Madrid). liii-2 (2001), pp. 213-280, cita en p. 214. DiE MACulET, Rosario; Armando AlBEROlA ROMÁ. Jorge Juan Santacilia de “pequeño filósofo”
a “Newton español”. Novelda: Augusto Beltrá, editor, 2015. AlBEROlA ROMÁ, Armando; Cayetano MAS GAlVAñ; Rosario DiE MACulET (editores). Jorge Juan Santacilia en la España de la Ilustración. San Vicent del Raspeig: Universitat d’Alacant : Casa de Velázquez, 2015.
8. SANZ, Miguel. Breve noticia de la vida del Excelentísimo Señor Don Jorge Juan y Santacilia. Edición
de Armando AlBEROlA ROMÁ y Rosario DiE MACulET. San Vicente del Raspeig: Universidad de Alicante, 2013. La importancia de las observaciones astronómicas fue subrayada por VERNET, Juan. Historia de la ciencia española. Madrid: Instituto de España, 1970, pp. 163-169.
9. SiMÓN DÍAZ, José. Historia del Colegio Imperial de Madrid. Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1992. GONZÁlEZ DE lA LASTRA, Leonor; Vicente José FERNÁNDEZ BuRguEñO (editores). El Instituto
de San Isidro saber y patrimonio. Apuntes para una historia. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2013.
infinitesimal se difundió, a la vez que se introducía el newtonismo y el copernicanis- mo. Este interés en la formación de profesionales se ve bien en el prólogo del Examen marítimo de 1771 de Jorge Juan:
“La instrucción del Marinero, si exceptuamos los cortos principios en que se funda el Pi- lotaje, se ha considerado, hasta muy poco tiempo ha, de pura práctica. La fábrica del Navío, y otras Embarcaciones, y sus maniobras, que es el modo de manejarlas, ha estado siempre en manos de unos casi meros Carpinteros, y de otros puramente Trabajadores u Operarios: ninguna dependencia se creyó que tuviesen de la Matemática, sin embargo de no ser el todo sino pura Mecánica: Ciencia, quizás, la más difícil y más intrincada del mundo.”7
Este importante libro de náutica ha sido situado tras los escritos de Pierre Bouguer y Leonhard Paul Euler, con el lejano antecedente de sir Isaac Newton. Es un estu- dio moderno de la mecánica de fluidos, a la luz de los conocimientos teóricos avanzados. Se basó en la experimentación, a la que aplicó las teorías vigentes, que desarrolló con nuevas ideas, que luego completó con la práctica. Escrito mucho antes (fue publicado poco antes de su muerte), las exigencias del mando y la obe- diencia llevaron a Juan a ser un técnico al servicio de la Corona, desempeñando importantes misiones en construcción, fortificaciones y puertos, incluso tareas di- plomáticas, al ser nombrado embajador en Marruecos. Se lamentó de no poder realizar la observación de un paso de Venus, que se hizo en Cádiz, por estar siempre embarcado en mil encargos8.
Llegamos así a otras dos instituciones, una antigua la universidad, otra mo- derna la academia sabia o científica. La universidad era desde la Edad Media la de- positaria del saber heredado. Hasta el siglo XViii en general se enseñaba la ciencia y la medicina —y el derecho y la teología— por viejos tratados de los autores clásicos, que eran leídos en latín, comentados y discutidos. Así es posible que hasta esta época llegasen autores como Hipócrates y Galeno, o bien Euclides o Aristóteles. Ahora se quería introducir la nueva ciencia por medio de volúmenes modernos, en castellano y puestos al día, se trató de los libros de texto cuyo formato ha llegado hasta hoy. Antes fueron precisas decisiones trascendentales para la reforma universitaria, me refiero a la reestructuración de los colegios mayores y la expulsión de la Compañía de Jesús. Ambas instituciones tenían un enorme poder tanto en las aulas como en la corte, pues educaban a la elite gobernante y disponían de poderosas instituciones. Sin embargo, con el extrañamiento de la Compañía, si bien necesario, se perdieron personajes e instituciones de enorme valor cultural y científico. Muchas de sus pro- piedades pasaron a la Iglesia, a las universidades, algunas instituciones como el Se- minario de Nobles o el Colegio Imperial se convirtieron en notables centros de en- señanza, el primero con Jorge Juan al frente9.
Fue entonces posible la reforma universitaria que Carlos III encomendó a personajes notables y de confianza, como los condes de Floridablanca y de Campomanes.
JOSÉ LUIS PESET 148























































































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