Page 100 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 9. MuSEllA GuiDA, Silvana. “La chinoiserie nei boudoir di corte di Napoli e Aranjuez”, en Nel Regno delle due Sicilie. Le cineserie. Palermo: Edizioni Nuova Tavolozza, 1994, pp. 43-73. MuSEllA GuiDA, Silvana. “La cineseria nel Boudoir. Il Salottino di porcellana a Capodimonte”. FMR (febrero de 1996), pp. 106-123. MAñuECO SANTuRTÚN, Carmen. “La Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro a través de sus documentos (1760- 1808)”, en Manufactura del Buen Retiro, 1760-1808. [Catálogo de exposición. Madrid: Museo Arqueológico Nacional, 1999,
pp. 17-128]. MAñuECO SANTuRTÚN, Carmen. “La presencia de Oriente en la Manufactura del Buen Retiro”, en AlFONSO MOlA; MARTÍNEZ SHAW, 2003, pp. 331-337.
La semejanza de los dos gabinetes es evidente. En ambos casos las decoracio- nes están cuajadas de motivos chinescos, con profusión de elementos de rocalla, cintas y ramas, que crean un horror vacui, entretienen la vista y sirven para disimular las uniones de las placas de porcelana. Tanto en el “Salottino di porcellana” napoli- tano, destinado a la reina María Amalia de Sajonia, esposa del futuro Carlos III, como en el gabinete de porcelana de Aranjuez, las paredes de cerámica se articulan con vanos y espejos, y en ambas salas cuelgan del techo lámparas semejantes, también de porcelana, en forma de palmera cuyas raíces sirven de brazos para las velas en sus tulipas. Pero el gabinete de Aranjuez es de mayor tamaño —6,39 metros de alto, con anchuras de 7,17 y 6,79 metros, frente a los 6,75 x 4,80 x 5,13 de Nápoles9—, también son más grandes y están sin duda mejor modelados los grupos de chinos situados a media altura entre los espejos, y más rico resulta el arrimadero amenizado con monos
JAVIER JORDÁN DE URRÍES Y DE LA COLINA 98
 Antonio Joli. Vista del Real Palacio Nuevo de Madrid. Posterior a 1762.
Óleo sobre lienzo. Palacio Real
de Nápoles (Italia). Cat. no 27.
portando instrumentos musicales y textos chinos que al parecer expresan deseos de larga vida y prosperidad. Finalmente, a diferencia del “salottino” de Capodimon- te, su bóveda no es de estucos simulando
 


























































































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