Page 98 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 2. MORÁN, Miguel; Fernando CHECA.
El coleccionismo en España. De la cámara de maravillas a la galería de pinturas. Madrid: Cátedra, 1985. JORDAN GSCHWEND, Annamarie; Almudena PÉREZ DE TuDElA. “Exotica habsburgica. La Casa de Austria y las colecciones exóticas en el Renacimiento temprano”, en AlFONSO MOlA; MARTÍNEZ SHAW, 2003, pp. 27-38.
3. MORÁN TuRiNA, Miguel. La memoria de las piedras. Anticuarios, arqueólogos y coleccionistas de antigüedades en la España de los Austrias. Madrid: Centro de Estudios Europa Hispánica, 2010.
4. LuZÓN NOguÉ, José María (comisario). Velázquez. Esculturas para el Alcázar. [Catálogo exposición. Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 14 de diciembre de 2007 - 10 de febrero de 2008]. Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 2007.
5. Véanse los ensayos de ARBETETA MiRA, Leticia. “Asia en las colecciones reales españolas: el Tesoro del Delfín”; SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, María Leticia. “La vajilla de Felipe V”; LAVAllE-COBO, Teresa. “El coleccionismo oriental de Isabel
de Farnesio”; GARCÍA-ORMAECHEA, Carmen. “Los tibores de Isabel
de Farnesio”; y GARCÍA FERNÁNDEZ, María Soledad. “Muebles y paneles decorativos de laca en el siglo XViii”, en AlFONSO MOlA; MARTÍNEZ
SHAW, 2003, pp. 189-197, 203-206, 211-214, 215-217 y 338-344 —respectivamente—.
6. Patrimonio Nacional, inv. 10069717, véase la ficha de Soledad García Fernández en MORAlES VAllEJO, Javier; Leticia RuiZ GÓMEZ (comisarios). The Majesty of Spain. Royal Collections from the Museo del Prado and the Patrimonio Nacional.
No es preciso remontarse a la Casa de Austria y a las llamadas Wunderkammern (cá- maras de maravillas), como la dispuesta por Felipe II en la Torre Dorada del Alcázar madrileño, donde las piezas orientales y otras curiosidades tenían su espacio2. Reba- sa asimismo los límites de este ensayo detenernos en las colecciones habsbúrgicas de escultura clásica, formada sobre todo con piezas heredadas, obsequios y donaciones3, aunque conviene destacar, por su afinidad con Carlos III, que Felipe IV atendiera los consejos de Velázquez de encargar vaciados en yeso de las estatuas “más celebradas de Roma”, como llevó a efecto en su segundo viaje a Italia4.
Centrándonos en el siglo XViii y en la Casa de Borbón en España, tanto Felipe V como su hijo Fernando VI, se interesaron por el mundo de Oriente y en sus palacios incorporaron para su adorno y uso gran variedad de bienes muebles. Destacan por número e impacto visual los tibores de porcelana chinos de la dinastía Qing y japo- neses del periodo Edo —la porcelana de Imari— o el empleo en las mesas reales de una vajilla de la Compañía de Indias, con diseño “occidental” y las armas de Felipe V. También se incorporaron a los palacios otros objetos exóticos —como algunas piezas del Tesoro del Delfín heredado de su padre por Felipe V— y decoraciones in- tegrales, destacando las lacas chinas de época Kangxi que, con otras españolas, recu- brían por completo el “Dormitorio antiguo de los reyes” en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso5. Es conocida la fascinación por Oriente de la reina Isabel de Farnesio, quien, junto a gran variedad de porcelana, abanicos, cajitas, figuras de piedra o biombos, se hizo con muebles de estructura y diseño europeos, pero que
JAVIER JORDÁN DE URRÍES Y DE LA COLINA 96
 Salottino di porcellana.
Palacio de Capodimonte (Italia).
incluían decoraciones à la chinoise, sirvien- do de muestra una pequeña cómoda la- cada y policromada que en sus frentes presenta motivos chinescos, dentro del gusto por lo exótico propio del periodo en toda Europa6. Es sabido que William Chambers proponía en sus Designs of Chi- nese Buildings, de 1757, decorar algunas de las piezas más pequeñas de los palacios según el gusto chino, y así se haría, como veremos, en el Palacio Nuevo de Madrid en tiempos de Carlos III. Finalmente, también en los jardines se veían pincela- das exóticas y no solo en la fauna y la flora. En el Jardín de la Isla de Aranjuez Fernando VI mandó construir un “cena- dor chinesco” a su arquitecto Santiago Bonavia, asomado al Tajo y con vistas al
 



















































































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