Page 55 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
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cambio en la cantidad proporcional de los tipos de em- plazamientos, y tampoco que se añadieran refugios de roca al sistema de uso del suelo a partir del siglo xiii, ya que este tipo de emplazamientos no desempeñaban una función meramente residencial. Además, la curva de ocu- pación de los emplazamientos no fluctúa en forma de S, como cabría esperar de una población que aumenta has- ta alcanzar su capacidad máxima. Más arriba, se sugería que la densidad de población había conducido al uso de los latte entre el 800 y el 1000 d. C. Las conclusiones ar- queológicas del proyecto de Manenggon Hills sugieren que estas tendencias reflejan cambios en la organización de las actividades, especialmente a partir del siglo xiv.
A la hora de interpretar cualquier conjunto de datos locales, conviene tener en cuenta los contextos a mayor escala. Por ejemplo, en las Marianas no confluyeron a la vez la arquitectura megalítica y los escondites bajo tierra de piedras de honda, los cuencos y jarras de cerámica más duraderos y de mayor tamaño, o la incorporación del arroz al repertorio de cultivos. La arquitectura latte y los escondites de piedras de honda aparecieron antes que los grandes recipientes de cerámica y que el cultivo de arroz. Cuando se organizan cronológicamente estos datos (Figu- ra 23), surge, aunque de forma imprecisa, una secuencia de respuestas culturales relacionadas con cambios en el clima producidos a lo largo de varios siglos.
En el período Latte temprano, que coincide con el inicio del periodo Cálido Medieval, las poblaciones is- leñas se desperdigaron por la costa y alcanzaron zonas altas, como señala Kurashina (1991). Las cosechas eran relativamente fiables y, a fin de compensar las pérdidas
Figura 23: Ocupaciones a lo largo del tiempo, tramos temporales de prácticas culturales durante el periodo Latte (a partir de Hunter-Anderson, 2010: fig. 7).
causadas por los tifones y los desequilibrios demográ- ficos locales, se considera que la arquitectura latte y las costumbres asociadas a ella contribuían a regular la competencia por las tierras productivas. Otras prácticas culturales incluían extensas redes de parentesco dentro de las propias islas y entre ellas. Estas prácticas se veían facilitadas por las veloces canoas empleadas en la na- vegación marítima, una lengua común y una ideología compartida de cooperación y reciprocidad.
Durante la transición climática a la Pequeña Edad de Hielo, las cosechas se volvieron todavía menos prede- cibles que antes. No existen datos disponibles sobre el nivel del mar y los cambios de temperatura en las Ma- rianas, pero el mayor uso de las tierras del interior en el sur de Guam podría haberse debido a las dificultades agrícolas asociadas a la incertidumbre climática. Las zo- nas más elevadas reciben más precipitaciones, lo que favoreció un mayor número de cultivos en los entornos a mayor altitud. A estas alturas, el arroz ya formaba par- te del abanico de cultivos de las Marianas, seguramente importado para complementar las cosechas almace- nables, y es posible que adquiriera un valor simbólico en los intercambios sociales (Hunter-Anderson et al., 1995). El arroz podría haber sido cultivado en los terre- nos colindantes a los pequeños humedales del interior, como los de Manenggon Hills, así como en otras zonas del sur de Guam (Hunter-Anderson y Ward, 1994).
El número de asentamientos aumentó rápidamente en Manenggon Hills y alcanzó su valor máximo a co- mienzos de la Pequeña Edad de Hielo. Este aumento no fue solo numérico; también se produjo una rever- sión en la cantidad proporcional de los tipos de yaci- mientos, siendo los yacimientos de almacenamiento/ campamento con fosas más numerosos que aquellos destinados a la vivienda.
La reversión en la cantidad proporcional de los tipos de yacimientos a lo largo del tiempo podría atestiguar esfuerzos adicionales en la producción de alimentos y su almacenamiento mediante el secado y la conservación de cosechas cerca de los lugares donde se cultivaban. En estos lugares elevados, la lluvia habría sido más abundan- te y las cosechas algo mejores; sin embargo, requerían más mano de obra. Con un mayor esfuerzo agrícola, in- cluido el necesario para cultivar arroz, aumentaron los costes de la mano de obra empleados en la producción de alimentos. Otra adaptación tecnológica que se pro- dujo durante la Pequeña Edad de Hielo fue la incorpora- ción de recipientes de cerámica de gran tamaño para al- macenar alimentos y agua, que siguieron en uso durante el inicio del periodo colonial (Moore, 2002).
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Cuando el Viejo Mundo europeo y el Viejo Mundo de los CHamoru cruzaron sus caminos en 1521