Page 111 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
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demás individuos empleados del gobierno en los pue- blos de esta isla se reunirán en las casas tribunales res- pectivas y jurarán la constitución de 1869, promulgada en la nación...»12.
En 1872 hubo un intento por despoblar la isla de Rota, posiblemente para hacer de ella una isla dedica- da íntegramente al cultivo y a la cría de ganado, deci- sión que sus habitantes lograron evitar enviando una solicitud de mediación a Pedro Palomo, sobrecargo de la lancha Margarita, que era pariente del presbítero mestizo padre José Palomo. Un grupo de siete veci- nos de Rota –Cándido Matantaotao, Francisco Masga, Mariano Mangloña, Luis Taysacan, José Songao, Juan Jocog y Beningno Soó– firmó el 26 de junio de 1872 una breve nota en chamorro dirigida al padre Palomo pidiéndole que el padre Aniceto Ibáñez intermediara con el gobernador para que dejara sin efecto la orden de traslado desde Rota a Umatac que se había autoriza- do desde Manila (Madrid, 2014: 50-51).
En España, tras la caída del llamado Cantón de Car- tagena el 12 de enero de 1874, más de 700 deporta- dos políticos fueron conducidos a Filipinas y de allí a las islas Marianas, menos pobladas y por tanto menos susceptibles sus habitantes de ser «contaminados» por la influencia política que pudieran ejercer sobre la población local, y donde menos impacto tendría la propia presencia de deportación de origen peninsu- lar (Madrid, 2006). Los deportados tenían profesiones diversas, albañiles, panaderos, cocheros, trabajadores del campo, algunos maestros de escuela e incluso un domador13. Para paliar la presión sobre la población de las islas Marianas, el gobernador Manuel Brabo decidió repartirlos entre las islas de Guam, Saipán y Rota, don- de fueron llevados a las pocas semanas. Los deporta- dos se vieron obligados a buscarse su propio sustento, bien pescando, bien alimentándose de las reses de la población local, o de plantas silvestres. La población nativa convivió como pudo con ellos, sufriendo la rapa- cidad y abusos de la población deportada, a los que en teoría tenían que hospedar en sus propias casas. Con la Restauración de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII, el presidente Cánovas del Castillo am- nistió a los deportados y autorizó su marcha, que se produjo el 28 de junio de 1877.
12 LCW. Records of the Spanish Government in the Mariana Islands. Orden Circular del Gobernador Moscoso a los Gobernadorcillos al margen. 7 de abril de 1870. Item 20. P. 305.
13 AHN, Ultramar. 5525, caja 3. Lista nominal de deportados a Marianas. Manila, 3 marzo de 1874.
En el contexto de búsqueda de una autosuficiencia para la población nativa de las islas Marianas, el acceso a tierras de cultivo no suponía un problema, dada la abundancia de la misma resultante de la despoblación de finales del xvii. Mediante concesiones oficiales había ido quedando dividida en múltiples minifundios en zo- nas de diverso valor agrícola o ganadero, la isla proveía tierra fértil suficiente para todos sus habitantes. El go- bierno se reservaba la propiedad de la tierra de aque- llos que, aunque reclamasen su propiedad, no la culti- vasen, medio de prevenir el acaparamiento en pocas manos de la propiedad de terrenos fértiles. Los terre- nos realengos podían comprarse a partir de 1880 por quien lo solicitara y demostrase que iba a cultivarlos14.
Economía de subsistencia, acceso asegurado a tie- rras de cultivo relativamente fértiles, escaso número de habitantes, niveles de educación formal convenien- temente limitados, malas comunicaciones dentro de la isla, entre las demás islas del archipiélago o con el exterior... Con esas características era prácticamente imposible que se desarrollara una red de oposición anticolonial regularmente organizada. El aislamiento y autonomía de los pueblos de Guam y de las demás islas hacían que dicha oposición pudiese articularse en forma de resistencia pasiva, según la necesidad y las circunstancias. El posicionamiento de individuos como el chamorro Luis Narciso Baza, que acusó al go- bernador Moscoso de abusos durante el preceptivo Juicio de Residencia, y consiguió que fuera expulsado a perpetuidad no solo de las Marianas y de Filipinas sino incluso de Madrid, demuestra que existía en Guam ya en 1870 un grupo de nativos (chamorros, mestizos o criollos) con la suficiente conciencia política como para enfrentarse abiertamente a los representantes de la autoridad colonial que ejercieran abusivamente su cargo (Madrid, 2006: 214-215).
La noche del 2 de agosto de 1884, en una acción es- pontánea por parte del soldado de guardia a la entrada del Palacio de Gobierno, el centinela José de Salas, tras el paso del gobernador Ángel de Pazos de regreso al palacio tras un paseo vespertino, disparó su fusil so- bre él matándolo en el acto (Caballero, 2010; Laucock, 1977). Si bien es cierto que los detalles concretos de este episodio no se conocen en detalle al no haberse localizado la sumaria que debió instruirse con moti- vo del crimen, la documentación existente permite
14 AHN, Ultramar 528. Exp. 26. Disposiciones para la venta de terrenos bal- díos realengos en Filipinas.
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De la Ilustración a la industrialización. 1769-1899. Un siglo de cambios en la historia de las islas Marianas