Page 22 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
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Emilio Casares: Francisco Asenjo Bar- bieri. 2. Escritos, p. 163.
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Emilio Casares: Francisco Asenjo Bar- bieri. 2. Escritos, p. 223.
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Federico Sopeña: Historia crítica del Conser vatorio de Madrid, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1967, p. 126.
que nombra y cita de continuo, tanto en sus escritos y ensayos musicológicos como en su producción poética en la que se reflejan con claridad rasgos lopescos, queve- descos y gongorinos. Su lenguaje está influido por una amplísima lectura, enrique- cido con arcaísmos, populismos, tecnicismos y palabras cultas y con claros influjos de Meléndez Valdés y su bucolismo, o de Iriarte, Villegas y Espronceda. Barbieri domina el italiano y el francés, tiene profundos conocimientos de latín –que había estudiado con Manuel Escamilla en los trinitarios– y griego, y es lector asiduo de Ovidio, Horacio y Marcial. Cuando Camprodón le cita un latinajo para sorprenderlo, le contesta con humor:
Pensaste, sin duda alguna
que con el texto latino
ibas a causarme un susto
y te equivocaste, amigo
que aún entiendo, aunque no mucho a Cicerón y a Polibio
y a Terencio en su comedia Quien se atormenta a sí mismo,
y a Marcial en sus epigramas
y en sus tristezas a Ovidio,
y el arma virunque cano
que aprendí cuando era chico,
y sobre todo las odas
del poeta venusino
que cuanto más las repaso menos con ellas atino12.
Pero existen otras realidades que moldean la personalidad del músico. Barbieri realizará al menos diez viajes a Europa. Ello le permitió estar al corriente de todo el pensamiento estético que surge en Europa, y conocer las corrientes musicales: desde Rossini, amigo personal suyo, pasando por Wagner y Listz, hasta Hanslick, pero también de los últimos estudios musicológicos.
Como Salazar años después, tuvo otra escuela que fue la lectura que le permitía su riquísima biblioteca. En uno de sus trabajos sobre Lope de Vega señalaba: «Yo tengo costumbre de leer todos los días, aunque no sean más que seis u ocho hojas de algún libro histórico o literario español; y luego, en los ratos que me dejan libre mis composiciones teatrales, tomo notas de cuanto he hallado»13. En efecto son mi- les las fichas que ha dejado escritas. Está en un error Federico Sopeña cuando señala: «La labor de Barbieri fue labor de autodidacta, de descubridor pero sin esa forma- ción general universitaria capaz de crear una escuela»14. Si alguien estuvo dotado de una formación calificable de universitaria en el xix español fue Barbieri y preci- samente su prestigio ante sus compañeros y el mundo intelectual se fundamentó en su gran preparación y formación científica. Es significativo que en la polémica que