Page 20 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
  Portada del Canto fúnebre escrito por José Barbieri a su esposa Paula Luengo. Colección particular
A la derecha: Retrato de Diego Narciso Herranz y Quirós, maestro de Barbieri, de Rufino Casado. BNE [cat. 6].
su vida, y sobre el que ejerció gran influencia. La ex- tensa correspondencia de más de cien cartas que man- tuvo con él, escritas con un magnífico estilo literario, tienen un gran valor musicológico y humano; cargadas de agudeza, reflejan la comprensión de lo que sucedía en el mundo musical y social de Madrid. Muy unida a su hijo, se quejaba en una ocasión de una desaten- ción con estas palabras: «Me llevé tres días a la muerte para darte a luz con tu padre mal herido, sin destino y sin más medios que lo poquísimo que me daba mi pa- dre, y mucho chocolate, eso sí, todo el mundo me re- galó chocolate». Lo había traído al mundo en la calle del Sordo; como dirá su amigo Ángel Fernández de los Ríos, «circunstancia notable tratándose de uno que ha-
bía de ser músico». Doña Petra hacía de aguda cronista de todo lo que sucedía en Madrid musicalmente, pero también políticamente cuando Barbieri faltaba de casa en sus múltiples viajes. Desentrañaba con una gran sabiduría todos los estrenos de zarzuela que Barbieri no presenciaba: los cantantes, la escena, la música, la respuesta del público o el estado de la música, como cuando en plena revolución del 1868 ex- clamaba: «Malo está el oficio músico». Barbieri las valoraba tanto que las introduce
como parte de sus Memorias.
Su padre Francisco Asenjo, correo de gabinete, fa-
lleció en 1823, cuando Barbieri tenía apenas meses, su- ponemos que herido por una de las partidas de realistas, o por algún miembro de la avanzadilla de los Cien Mil Hijos de San Luis que intentaban acabar por las armas con el régimen constitucional, el liberal, al que Asenjo servía. Al enviudar, doña Petra pasó a vivir con su pa- dre, José Barbieri, personaje no menos determinante en la vida del compositor.
De origen italiano y natural de Manresa, don José era bailarín, coreógrafo violinista y director de bailes, y llegará nada menos que a alcaide del Teatro de la Cruz
en 1817. Para este teatro escribió Fígaro ó la precaución inútil: Bayle pantomí- mico en un acto, para executarse en el teatro de la Cruz el día 30 de mayo, en ce- lebridad del Señor Don Fernando vii.
Como coreógrafo fue autor al menos del ballet La vieja astuta, 1811, y de un paso a dos del ballet El encuentro feliz, 1815. Se casará en Madrid con la famosa bailarina bolera Paula Luengo, cuyas castañuelas heredó Barbieri y a la que a su muerte de- dicó don José un hermoso canto epicedio, Afectos del más fino de los esposos a la más amada esposa. Barbieri vivió con su madre y con su abuelo en el propio Teatro de la Cruz, durante años, acompañado de su hermana Clara y, lógicamente, rodeado siem- pre de música y teatro. Ningún sitio mejor para quien iba a dedicar su vida a la lírica.
 Dictionarium manuale Latino- Hispanum con el que estudió Barbieri, 1827. BNE [cat. 5].






















































































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