Page 15 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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FRANCISCO ASENJO BARBIERI. PENSANDO EN ESPAÑA
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Joaquín Gaztambide y posteriormente de Jesús de Monasterio; su dura lucha para in- troducir la música en la Academia de Bellas Artes con la oposición de la mayor parte de sus miembros; sus disputas, encuentros y desencuentros a favor de la ópera nacio- nal; sus luchas a favor de los derechos de autor de los músicos; su faceta de bibliófilo empedernido y organólogo en defensa del patrimonio nacional; y dejo para el final, su labor de historiador e investigador, en la que llevó a cabo acciones tan determi- nantes como la edición del Cancionero de Palacio, también conocido como Cancio- nero Barbieri, el intento de escribir una historia de la música española o esa especie de «historia del teatro lírico hispano» que escribió a modo de Memorias. Es impor- tante recordar que toda esta ingente obra la hizo «en defensa de los intereses artísticos de nuestra patria», y que a pesar de su formación y origen italiano tenía claro que Es- paña era musicalmente esclava de aquella nación. En la poesía antes citada continuaba:
 ¿Quién era aquel hombre y qué se escondía detrás de él? Conocemos el retrato físico de Barbieri a través de más de veinte fotos y grabados que demuestran la transcen- dencia de su personalidad.
Rostro trigueño, ojos muy intensos, barba negra, estatura mediana y más bien grueso. Era un hombre concienzudo, laborioso y serio en el trabajo, comunicativo y brillante, de extraordinaria actividad a pesar de sus frecuentes achaques y muy espléndido. Franco y abierto, era un conversador ingenioso y chispeante, dotado de una expresión benévola y de una irresistible simpatía, de manera que el atractivo humano superaba en mucho al físico. De fuerte carácter y con un gran sentido del honor, la Dra. Cortizo narra en este catálogo su desencuentro con Verdi, quien en su viaje a España en 1863 no reci- bió en su hotel a Barbieri. Pasados los años, ante la petición de Verdi pidiéndole algún ejemplo de música española para el «Baile de perlas» de su Don Carlo, Barbieri con- testo con un rotundo: «No me da la gana de facilitarle nada». Barbieri poseía voz de bajo y actuó como tal al comienzo de su carrera, aunque hizo también papeles de barítono.
Este retrato físico lo corrobora Emilio Cotarelo, que lo conoció en sus últimos años, cuando señala: «En cuanto a su físico, nada ofrecía de notable, pues en todo era regular o mediano, salvo en el rostro, que era casi feo y cubierto de una barba
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EL HOMBRE
Que cual sabe muy bien la España toda, hay en Madrid las óperas a pares donde italiana turba se acomoda: No me opongo por esto que a millares se lleven nuestras onzas como soles
si por fin, lo merecen sus cantares; pero digo también, que hay españoles sin protección, que tienen muy sabido el arte encantador de los bemoles.
Primera imagen de Barbieri en prensa. La Ilustración, 8-11-1851. BNE [cat. 56].
























































































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