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pieza nos dirige la mirada directamente a Selon les lois du hasard,34 la pieza que realiza en 1933 Jean Arp, en la que, como su propio nombre indica, «según las leyes del azar» los papeles se colocan en su lugar al caer y es ahí donde quedan pegados. Se produce así, dentro de
la propia historia del collage, una recreación, modificación y transformación de la técnica y el concepto, gracias a un diferente momento social y a las posibilidades tecnológicas de la época.
1. El collage en la era digital: una nueva dimensión artística
Ahora que ya conocemos los orígenes de esta técnica tan diversa y nos hemos acercado a los primeros bailes entre la tecnología y el collage, podemos sumergirnos en profundidad y ver desde otros ángulos distintos el «corta y pega» más tradicional.
Las imágenes forman parte de nuestra vida, de los recuerdos, de la memoria, pero a veces el mundo tangible puede parecer que se queda corto ante la inmensidad de posibilidades que hay más allá. Los avances tecnológicos, como vimos, por ejemplo, en la exposición de 1968 Cybernetic Serendipity,35 abrieron la mente,
no solo del gran público, sino también de los propios participantes. La creatividad no estaba supeditada al taller del artista, la tecnología abría múltiples puertas a territorios muy sugerentes todavía por explorar.
Se puede observar también el cambio que se produce con la era digital a la hora de buscar, seleccionar y modificar las imágenes. Las posibi- lidades que internet ofrece en cuanto a material se ven multiplicadas y facilitadas. Podemos imaginar a los artistas que mencionábamos al
34 https://www.tate.org.uk/art/artworks/ arp-according-to-the-laws-of-chance-t05005
35 https://www.senster.com/ihnatowicz/articles/ cybernetics_art_ideas.pdf
principio recolectando imágenes de su vida cotidiana, de libros, de montones de objetos desechados. Y no solo en esos primeros años
del siglo pasado; a lo largo del tiempo y todavía ahora muchos practicamos esa emocionante búsqueda incierta a la espera de tropezar con tesoros en las calles del Rastro, entre las estan- terías abarrotadas de un brocante belga o en cualquier mercadillo de antigüedades europeo. Incluso, sin irnos muy lejos, en cajas de infancia o un armario desordenado de familia. Pero en in- ternet no se buscan tanto esas imágenes únicas e inesperadas, podemos filtrar nuestra búsqueda con palabras clave para llegar rápido a eso que queremos, igual que cuando compramos en una web y elegimos cada detalle, hasta el rango de precio. A veces, pasa que sí nos sorprende el archivo digital, pero ya tenemos esa seguridad previa de que lo que queremos lo hallamos, o si no, algo muy similar.
El collage digital recopila contenidos de internet, ya que la manera de documentar nuestra vida cambió hace tiempo y eso es algo que se refleja en el arte y la cultura.
Actualmente, encontramos en la web otro tipo de imágenes, puede que también algunos de esos recuerdos olvidados y polvorientos que
nos dan para imaginar una historia pasada, de manera digitalizada, por supuesto. Pero las ins- tantáneas actuales son fragmentos de vivencias recientes que sus protagonistas quieren mostrar al mundo, que «suben» a sus redes sociales, su blog, web, etc. Todo esto puede entenderse mejor simplemente viendo cuántas fotos se hacían nuestros abuelos, nuestros padres, y cuántas imágenes tenemos actualmente en nuestro teléfono móvil. La manera de documen- tar nuestra vida cambió hace tiempo y eso es algo que se refleja desde siempre en el arte y la cultura. Internet se convirtió en una fuente de información universal y accesible al gran público, con todo lo que ello supone.
RECORTES Y PÍXELES: LA EVOLUCIÓN DEL COLLAGE EN LA ERA DIGITAL · MAITE ORTEGA
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