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Así, la nueva situación les otorga un nuevo papel, más participativo y activo en la construcción y mantenimiento de su servicio, lo que ha de ser tenido también muy en cuenta a la hora de con- cebir las estrategias y de diseñar los programas y actividades en torno a la lectura y la escritura:
• Así, de ser mero destinatario de las activida- des de fomento de la lectura que se le ofre- cen pasa a ser un agente activo, presente desde el diseño, cómplice en su desarrollo, así como factor esencial de divulgación y de expansión de estas acciones.
• Este nuevo planteamiento requiere una mayor adaptación a las personas y a los colectivos, lo que requiere saber escuchar, dar voz y analizar el comportamiento de
los lectores presenciales y del lector digital para reforzar la participación y los niveles de decisión de los ciudadanos en los diversos contextos de lectura.
• La tecnología propugna una red horizontal construida entre todos, pieza a pieza interconectada, en la que la conversación se revela como elemento nuclear sobre el que giren todas las propuestas de acercamiento a la lectura y a la escritura y constituye la mejor argamasa para construir un proyecto sólido y coherente de animación cultural en torno a los servicios de lectura y sus espa- cios físico y virtual.
Expresión y comunicación
El afán de ofrecer espacios de expresión en torno al libro, de abrir vías de comunicación, es el eje de muchas de las acciones de promoción de la lectura, de las campañas y actividades que desde distintos ámbitos se realizan. Tam- bién es pieza clave del desarrollo y promoción de la lectura digital. Crear situaciones de comunicación se percibe también en la esfera digital como el núcleo central de toda acción encaminada a despertar el placer de la lectura
entre todos los ciudadanos, en especial entre la población más joven.
La idea sostenida y proclamada por Marc Soriano allá en los noventa de que el camino más corto hacia la lectura es la expresión y la comunicación adquiere en el contexto digital una renovada vigencia, se enriquece con nuevos matices y se amplifica abriéndose a nuevas posibilidades y logrando un mayor alcance en su impacto:
Si queremos que nuestros niños lean, y que lean de verdad y buenos libros, es preciso comenzar por nosotros mismos, dándonos el tiempo de leer. Es necesario que nuestro placer al leer se manifieste en nuestros actos, en nuestra vida. Si los niños nos oyen hablar de tal o cual libro que nos ha gustado, y si ese placer es real y en cierta manera tangible, está fuera de dudas que el niño nos imitará y se pondrá a leer. El camino más corto entre el niño y el libro pasa por la expresión, por su expresión. De- bemos, pues, animar al niño a expresarse, valorar sus esfuerzos por hablar, ponerle en situaciones de comunicación.160
Seducción y emoción
Otro cambio sustancial que promueve el entorno digital está en relación con la experiencia que nos proporciona la lectura y el refuerzo de la conexión del acto de leer con aspectos de mo- tivación y de conexión con los sentimientos. El proceso de construcción del lector está íntima- mente ligado con el desarrollo afectivo, indivi- dual y social de las personas y en este sentido la lectura digital abre nuevas vías para hacer llegar al lector información sobre el entorno y sobre
sí mismo e igualmente para estrechar los lazos entre la experiencia de la lectura y su experiencia vital.
También Julián Marquina se refiere a este aspecto cuando afirma, en relación con las bibliotecas, que
Es importante escuchar al usuario para ver qué quiere, qué siente en ese momento y cómo actúa
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El lector en la era digital